Estados Unidos. Un año después de recorrer ocho países desde Venezuela hasta Estados Unidos en autobús y a pie, Eliézer, de 10 años, y su hermana mayor Elaíza, de 12 años, muestran con orgullo sus diplomas escolares. Su escuela acogió a más de cien niños migrantes.
“Me siento muy orgullosa de que, en solo dos meses, él haya aprendido a leer y ahora conozca algunas frases en inglés. ¡Imagínate cómo me siento!”, dice su madre, Yeisy Sira, de 33 años, con los ojos llenos de emoción. Su hijo pequeño comenzará la escuela secundaria el próximo año.
“No fue fácil llegar hasta aquí, pero lo logramos”, cuenta después de la tradicional ceremonia de fin de año en la escuela primaria “PS145 The Bloomingdale School” en Nueva York.
La escuela representa “la primera etapa y el comienzo de muchas cosas buenas”, afirma.
Junto con su esposo y sus tres hijos, Yeisy Sira es una de las decenas de miles de solicitantes de asilo y migrantes que llegaron a Nueva York en el último año huyendo de la pobreza, la inestabilidad política y la violencia que afecta a Venezuela y otros países de América Latina como Colombia, Nicaragua, Honduras, Guatemala y Perú.
Desafío
Esta llegada sin precedentes, que cuenta con unos 80,000 solicitantes de asilo según la ciudad desde la primavera boreal de 2022, pone a prueba la capacidad de la megalópolis, donde numerosos hoteles se convirtieron en centros de acogida de emergencia para los recién llegados.
También es un desafío para el sistema escolar público de Nueva York, el más grande de Estados Unidos con un millón de estudiantes, de los cuales el 71.9% se consideran “económicamente desfavorecidos” y elegibles para recibir ayuda social, según el Departamento de Educación de la ciudad.
Ubicada en un vecindario de mayoría hispana en el Upper West Side de Manhattan, la escuela PS145 parece estar preparada para hacer frente a la diversidad de sus alumnos, con programas de enseñanza bilingüe en inglés-español e inglés-ruso, lo que incluye a los niños que huyeron de la guerra en Ucrania.
“Muchos de los niños sentados aquí presenciaron cosas que ustedes y yo no podríamos imaginar”, dice la directora de la escuela, Natalia García, durante su discurso en la ceremonia de fin de año, en la que se izó la bandera estadounidense y se entregaron los diplomas.
El número de estudiantes en el centro aumentó de aproximadamente 400 a más de 530 durante el año escolar 2022-2023. La ciudad proporcionó fondos adicionales de alrededor de $2,000 por niño, que se encuentran en centros de acogida temporales.
Niños y padres
La directora, los profesores, los asistentes educativos y los padres se han movilizado frente a esta emergencia y sus “enormes desafíos”, tanto para los alumnos, la mayoría de los cuales no hablaba una palabra de inglés, como para las familias, que llegaron a Nueva York con lo puesto, sin ropa de invierno e incluso durmiendo en habitaciones de hotel donde no se podía cocinar una comida caliente.
“Muchos de estos niños ya han experimentado desplazamientos, a veces durante años. Algunos ni siquiera habían asistido a la escuela”, explica Naveed Hasan, presidente de un comité de padres de la PS145 y miembro del Consejo de Políticas Educativas de la ciudad.
“Tenemos un techo sobre nuestras cabezas”, dice Yeisy Sira acerca de la habitación donde duerme con su familia. “Llegamos sin nada. Literalmente comenzamos desde cero”, explica.
Espacio
La escuela ha sido de gran ayuda en el proceso administrativo, asegura. El personal escolar “ha realizado todo el proceso”, ayudándolos a obtener los documentos necesarios y ubicando a sus hijos en clases según su edad y grado escolar.
También han recibido ayuda de otra organización para los trámites de solicitud de asilo.
“Estamos felices de poder ayudar”, afirma Naveed Hasan, quien llegó a principios de los años 80 desde Pakistán. Sin embargo, ahora existe un enorme problema de falta de espacio para tantos alumnos, explica.
“Esto significa que todos los espacios que no eran aulas, como la sala de música, la sala de ciencias, la sala de arte, la biblioteca y el estudio de televisión, se convirtieron para otros usos, principalmente para clases más pequeñas que ayuden a los niños”, relata.
Los padres presentaron una petición y los representantes electos de Manhattan alertaron al Departamento de Educación, proponiendo ideas para ampliar las instalaciones. El Departamento de Educación, afirmó que están trabajando con la escuela para encontrar soluciones.
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Desde el verano boreal de 2022, más de 18,000 estudiantes alojados temporalmente en centros de acogida comenzaron a estudiar en escuelas públicas de Nueva York, según la ciudad.