Madrid. España informó este miércoles más de 500 muertes ligadas a las temperaturas extremas, en momentos en que Europa occidental cuantifica los daños que dejó una abrasadora ola de calor acompañada de voraces incendios, varios aún activos.
Durante la ola de calor, que en España se prolongó del 9 al 18 de julio, “han sido más de 500 personas las que han fallecido como consecuencia de las temperaturas tan altas”, informó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una visita a una zona afectada por un incendio en la región de Aragón (noreste).
“El cambio climático mata”, dijo el líder socialista, quien en los últimos días se desplazó a varias regiones del país abrasadas por los fuegos, que ya quemaron decenas de miles de hectáreas y se cobraron la vida de un bombero y un pastor.
Este miércoles, el incendio que más preocupaba era el de Calatayud (Aragón, noreste), donde las llamas afectan un perímetro de 14.000 hectáreas, provocaron el desalojo de 1.700 personas y llegaron a interrumpir la circulación de trenes de alta velocidad entre Madrid y Barcelona.
Para cifrar los fallecidos, Sánchez se basó en estimaciones del Instituto Público Carlos III, que hace un cálculo estadístico del aumento de la mortalidad provocado por causas como el alza de las temperaturas, comparando estas cifras con las series estadísticas históricas.
De hecho, la reciente ola de calor que azotó España fue la más extrema registrada en el país, según datos provisionales de la Agencia Estatal de Meteorología, y sería la tercera de mayor duración, luego de una en el 2015 (26 días) y otra en el 2003 (16).
Esta fue la segunda ola de calor que sufre Europa en apenas un mes. El aumento de estos fenómenos es, según los científicos, una consecuencia directa de la crisis climática, ya que las emisiones de gases de efecto invernadero incrementan su intensidad, duración y frecuencia.
Esta última ola golpeó con fuerza sobre todo a España, Portugal, Francia Y Reino Unido, donde se alcanzaron temperaturas históricas. En Francia, los incendios quemaron desde el 12 de julio más de 20.000 hectáreas de vegetación en el departamento de Gironda, en el suroeste del país en la costa atlántica.
Este miércoles, la progresión del fuego parecía ir a menos. Con solo 300 hectáreas dañadas en las últimas horas, "el balance es más positivo", si bien los incendios aún no han sido extinguidos, explicó a periodistas un portavoz de los bomberos, Arnaud Mendousse.
El presidente Emmanuel Macron tenía previsto visitar este miércoles La Teste-de-Buch, localidad turística en la zona, a 40 kilómetros al sur de Burdeos, para estar con los “bomberos, personal de seguridad civil, fuerzas del orden, funcionarios y el conjunto del personal movilizado”, según el Elíseo.
Durante la noche, no hubo necesidad de evacuar a más personas, luego de que desde el comienzo de los incendios más de 36.000 personas se vieran obligadas a abandonar sus casas preventivamente. Los incendios seguían afectando otras partes de Europa, como Reino Unido, donde un fuego fue declarado el martes en una localidad al este de Londres.
Las llamas, de origen aún no determinado, se extendieron por unas 40 hectáreas, donde quemaron viviendas, construcciones agrícolas y garajes, a 30 km del centro de la capital británica. En Grecia, tras una noche difícil, los medios aéreos empezaron a controlar las llamas que se propagaban al pie del monte Pentélico, en el norte de Atenas.
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Medio millar de bomberos, 120 vehículos y 19 medios aéreos, tratan de extinguir el fuego que afecta a varios suburbios donde viven unas 90.000 personas.
La ola de calor rompió numerosos récords en Europa el martes. En Reino Unido, los termómetros llegaron a niveles nunca vistos: 40,2 ºC en el aeropuerto de Heathrow, en el oeste de Londres, y 40,3 °C en Coningsby, un pueblo en el noreste de Inglaterra, según la agencia meteorológica Met Office.
El récord también se superó en Escocia, con 34,8 °C, mientras que en Francia hubo nuevas temperaturas máximas en más de 60 lugares, con más de 40 grados en algunas ciudades.