Miami. Aumentos récord de casos, alza de hospitalizaciones y enfermos cada vez más jóvenes: el sur de Estados Unidos, de Florida a California, se ha convertido en el epicentro del coronavirus en el país y sus autoridades locales amenazan con imponer nuevas restricciones.
Como señal del cambio de situación, los dos primeros focos de la pandemia en el país, Nueva York y Nueva Jersey, así como el vecino estado de Connecticut, decretaron este miércoles cuarentena obligatoria para quienes viajen desde los estados que están registrando estos aumentos.
Con más de 330 millones de habitantes, Estados Unidos registra el peor balance del mundo en números absolutos: más de 121.000 muertos y unas 2,3 millones de personas infectadas.
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Cerca de la mitad de los 50 estados estadounidenses registraron un alza de contagios en las últimas dos semanas, entre ellos California, el más populoso y quinta economía del mundo.
Solo el martes reportó 7.149 nuevos casos, un récord que empuja el total de positivos a 190.222 con 5.632 fallecimientos.
El gobernador Gavin Newsom dijo que el alza era "esperable" por el feriado del Día de los caídos, que llevó a miles de personas a las playas y otros espacios públicos, y debido a las masivas protestas por la muerte de George Floyd.
“No podemos seguir haciendo lo que hemos hecho en las últimas semanas”, dijo en una conferencia de prensa virtual. “Muchos de nosotros, y lo entiendo, desarrollamos un poco de fiebre por el encierro. Algunos, diría, han desarrollado un poco de amnesia. Otros, francamente bajaron la guardia. Y entiendo que todos somos humanos”.
‘Inaceptable’
Los gobernadores de Texas y Florida, acérrimos aliados del presidente Donald Trump, se han visto forzados a decretar o alentar nuevas medidas de seguridad para mitigar la propagación de la covid-19.
Texas, que comenzó a desconfinarse a principios de mayo, registró el martes 5.489 nuevas infecciones, sobre un total de más de 120.000 casos.
Este récord llevó a su gobernador, Greg Abbott, a pedir a sus residentes que se queden en casa. También anunció que cuatro mascarillas serán entregadas a todos quienes se hagan el test.
El número de hospitalizaciones se duplicó en el curso del último mes y los centros médicos temen desbordarse.
Esta tasa de propagación es "inaceptable", dijo Abbott esta semana, instando a los tejanos a usar mascarilla y respetar el distanciamiento social. Advirtió que podría instruir medidas adicionales, aunque garantizó que no pensaba volver a cerrar los negocios por ahora.
Kim Cherryhomes, dueña de una tienda de ropa en la ciudad costera de Galveston, en el este de Texas, lamentó que el gobernador nunca haya ordenado el uso de mascarillas.
"Entiendo que ellos [los políticos] se preocupan por la economía. Pero hay vidas que están en juego", dijo a la AFP, añadiendo que decidió "hacer su parte" imponiendo a sus clientes que lleven mascarillas.
La epidemióloga Rebecca Fischer cree que el pico de infecciones en Texas aún está lejos. Las medidas para limitar la propagación del virus deberían mantenerse el mayor tiempo posible hasta que "el brote o la epidemia estén casi extintos".
Semanas ‘críticas'
En Florida, las imágenes de los bañistas que regresaban a las vastas playas de Miami, cerradas durante casi tres meses por la pandemia, dieron la vuelta al mundo cuando reabrieron el 10 de junio con la esperanza de un retorno a la “normalidad”.
Sin embargo, el miércoles este turístico estado del sureste también registró un récord de nuevos infectados (5.508) y el lunes superó la barrera de los 100.000 casos positivos.
Desde el martes, el uso de mascarillas es obligatorio en una decena de ciudades que conforman el populoso condado de Miami.
Ya la semana pasada era obligatorio en otras ciudades y jurisdicciones, como Orlando, Tampa y los célebres Cayos de la Florida, en el extremo sur, donde los infractores son multados con hasta $500.
El gobernador, Ron DeSantis, lamentó la "verdadera explosión de nuevos casos entre la juventud" y advirtió que los bares y restaurantes que no siguen las reglas de distanciamiento social corren el riesgo de perder sus licencias de venta de alcohol.
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La situación incluso empujó a este fiel partidario de Trump a tomar una posición opuesta a la del presidente al declarar por primera vez el sábado que el aumento en la cantidad de exámenes diagnóstico no podía explicar por sí solo el pico de infecciones.
Otros estados del sur como Arizona, las Carolinas, Oklahoma y Arkansas también están registrando aumentos en sus nuevos contagiados.
Arizona alzanzó un nuevo récord el martes con 3.591 nuevos casos para un total de 60.000.
Para el inmunólogo en jefe de la Casa Blanca, el respetado Anthony Fauci, “las próximas dos semanas serán críticas” para combatir estos “preocupantes” brotes.