Brownsville, Texas. La grabación de varios niños migrantes llorando y llamando a sus padres en un centro de detención en la frontera, causó conmoción y angustia en Estados Unidos, intensificando la controversia sobre la política del Gobierno de separar a padres e hijos.
"¡Papá! ¡Papá!", dice un menor en la grabación que fue obtenida inicialmente por ProPublica y suministrada a The Associated Press.
"Papa! Papa!" says weeping child in audio that appears to capture the heartbreaking voices of Spanish-speaking children crying out for their parents at a U.S. immigration facility. Listen to the audio. https://t.co/4QQdATccuR pic.twitter.com/FIcIZiHdfX
— AP Central U.S. (@APCentralRegion) June 19, 2018
Jennifer Harbury, una abogada experta en derechos humanos, manifestó que recibió la grabación, realizada la semana pasada, de una fuente dentro de la instalación. Sin embargo, no dio detalles del lugar preciso en que se realizó la grabación.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, mencionó que no ha escuchado el audio, pero afirmó que los niños en los centros de detención reciben buen trato.
Insistió en que el Gobierno tiene altos estándares para centros de detención y que los niños son bien atendidos. Además, dijo que es responsabilidad del Congreso cambiar las leyes para que no haya separaciones familiares.
El audio surge en momentos en que políticos y activistas están acudiendo a la frontera para visitar los centros detención y así incrementar la presión sobre el Gobierno de Donald Trump; no obstante, las repercusiones políticas se sienten.
La Iglesia Mormona se declaró "profundamente consternada" por las separaciones familiares y exhortó a los líderes políticos a encontrar una solución.
Por su parte, el gobernador de Massachusetts, el republicano Charlie Baker, revocó su decisión de enviar una helicóptero de la Guardia Nacional a la frontera para una misión de asistencia, denunciando la política "cruel e inhumana" del Gobierno.
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En la frontera el lunes, unas 80 personas acudieron a un Juzgado y se declararon culpables de haber ingresado ilegalmente a Estados Unidos. Muchas de ellas le preguntaron al juez: "¿Qué va a pasar con mi hija?" o "¿Dónde está mi hijo?".
Los abogados en el Juzgado dijeron que entre los inmigrantes había poco más de una veintena de menores de edad y que el juez le dijo a los asistentes que no sabía cuál sería el destino de los pequeños.
Varias delegaciones de congresistas inspeccionaron un cercano centro de acoplo de inmigrantes en Brownsville, Texas, donde cientos de niños migrantes están recluidos.
Ben Ray Lujan, representante demócrata por Nuevo México, expresó que el lugar era antes un hospital, ahora convertido en centro habitacional para niños, dividido en sectores por edad. En un salón había sillas altas para bebés donde se veía a dos bebés varones jugando.
Otro grupo de congresistas visitó un centro de retención de migrantes en McAllen, Texas, donde cientos de niños están confinados en celdas circunscritas con cercas metálicas. En una celda había 20 jóvenes.
Más de 1.000 personas estaban dentro de la instalación enorme y penumbrosa, dividida en sectores para adultos, niños sin acompañantes, y madres y padres con sus hijos.