Londres. Los 56 millones de habitantes de Inglaterra entraron el martes en su tercer confinamiento total contra una pandemia de coronavirus descontrolada, con todas sus esperanzas puestas en la campaña de vacunación y sin tener muy claro cuándo recuperarán la libertad.
Con más de 76.300 muertos, el Reino Unido es uno de los países de Europa más castigados por covid-19.
Enfrentado a una ola imparable de contagios desde el descubrimiento en diciembre de una nueva variante, aparentemente mucho más transmisible, del coronavirus, el primer ministro británico, Boris Johnson, anunció la víspera por la noche la necesidad de “un confinamiento nacional lo suficientemente duro para contener esta cepa”.
“Nuestra habilidad para salir de esto rápido dependerá de una serie de cosas”, como la distribución y eficacia de las vacunas, pero “sobre todo que todo el mundo siga las consignas”, precisó este martes en una rueda de prensa televisada.
“Es exasperante, no sé si la gente puede hacer un esfuerzo más durante otras seis semanas”, dijo el martes Álex, un jubilado de 65 años, descontento con “la forma en que maneja las cosas este gobierno”.
Pero Patricia Cairns, una escocesa de 69 años, en Edimburgo, veía la medida pertinente: “No van a controlar este virus hasta que todo el mundo esté en confinamiento total”.
La alarmante propagación de la nueva variante del virus hizo temer un colapso del sistema sanitario en todo el país.
En Escocia, el gobierno semiautónomo de Nicola Sturgeon impuso su propio confinamiento total desde el martes y durante todo el mes de enero. Por su parte, Gales ya estaba completamente confinado desde el 20 de diciembre.
En Inglaterra, los diputados votarán el miércoles la medida, que el ejecutivo llamó a la población a respetar ya desde el martes. Pero se creó confusión sobre cuando terminará.
¿Por cuánto tiempo?
Johnson, que a diferencia del segundo confinamiento de noviembre optó como en la primavera (boreal) por cerrar todas las escuelas, dio a entender el lunes una duración imprecisa de seis o siete semanas, hasta las vacaciones escolares del 15 al 21 de febrero.
Sin embargo, el ministro Michael Gove, encargado de coordinar la acción gubernamental, aseguró el martes que “al comenzar marzo, deberíamos poder levantar algunas de estas restricciones, pero no necesariamente todas”.
“Haremos todo lo que podamos para vacunar al máximo de personas posibles y que podamos comenzar a levantar progresivamente las restricciones”, aseguró, anunciando que las próximas semanas serán “muy, muy difíciles”.
Esperanza en vacunas
La a esperanza ahora radica en acelerar una campaña de vacunación que el Reino Unido fue pionero en lanzar: desde el 8 de diciembre ya inoculó a más de un millón de personas con la vacuna desarrollada por Pfizer/BioNTech y el lunes empezó a administrar también la del equipo británico AstraZeneca/Oxford, de la que tiene pedidas 100 millones de dosis.
Las autoridades esperan haber vacunado a mediados de febrero a todos los mayores de 70 años, además de los trabajadores sanitarios, casi 14 millones de personas.
“Debería ser posible alcanzar niveles de vacunación de 300.000 a 500.000 dosis diarias”, consideró Nilay Shah, jefe del Departamento de Ingeniería Química del London Imperial College.
“El calendario de vacunación es realista, pero no fácil”, reconoció en rueda de prensa el consejero médico del gobierno, Chris Whitty.
Mientras tanto, las empresas del país, maltrechas por tantos meses de restricciones, recibían un nuevo revés con este tercer cierre total, pese a las generosas ayudas del gobierno.
El ministro de Finanzas, Rishi Sunak, anunció un fondo adicional de 4.600 millones de libras (6.292 millones de dólares, 5.100 millones de euros) para ayudar a superar el tercer confinamiento.
“Esto ayudará a los negocios a atravesar los meses venideros, contribuirá a mantener los empleos y los trabajadores podrán volver a sus puestos una vez que los comercios reabran”, afirmó Sunak.
Pero para Roger Barker, responsable de la patronal Institute of Directors (IoD), “el resurgimiento del virus está causando más dolor a los negocios”. “Para sectores como el turismo y la restauración, la recuperación vinculada a las vacunas está aún muy lejos”, aseguró.