Jerusalem. La nueva variante del coronavirus, ómicron, que sigue extendiéndose por el planeta, fue detectada en Australia y su presencia orilló a Israel a cerrar sus fronteras a los ciudadanos extranjeros. Con más de cinco millones de fallecidos en todo el mundo desde que se declaró la pandemia en 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró la nueva mutación, detectada esta semana, como “preocupante”.
Identificada en Sudáfrica el jueves, muchos países reaccionaron cerrando sus fronteras con las naciones del sur de África. Israel, donde se confirmó un caso de un viajero procedente de Malaui, decidió prohibir a partir del domingo la entrada de extranjeros en el país, así como obligar a sus ciudadanos vacunados de vuelta a realizarse la prueba PCR y tres días de cuarentena (siete en el caso de los no vacunados).
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Esta decisión llega a menos de un mes de que el país abrió sus fronteras, el 1º. de noviembre, y a ocho días de la fiesta judía de Janucá. En Australia, las autoridades anunciaron el domingo la detección de la cepa ómicron en dos pasajeros vacunados que volvieron del sur de África, y llegaron a Sídney el mismo día del cierre de las fronteras de este país. Doce pasajeros del mismo vuelo están en cuarentena.
Australia levantó recientemente la prohibición a sus ciudadanos vacunados para viajar al extranjero sin autorización y prevé abrir sus fronteras de aquí a final de año a los trabajadores y estudiantes internacionales, que no pueden acceder a la isla-continente desde hace 18 meses. Más allá de Sudáfrica, Israel y Australia, la variante ómicron se detectó también en Botsuana, Hong Kong y varios países europeos (Bélgica, Reino Unido, Alemania, Italia y República Checa). Kuwait y Catar, importante nudo aéreo, fueron este domingo los últimos países en anunciar restricciones a varios países africanos.
En cuarentena
En Países Bajos, 61 viajeros positivos por covid-19, que llegaron el viernes de Sudáfrica, hacen su cuarentena en el aeropuerto de Ámsterdam. Según el Instituto Nacional de Salud Pública “la variante ómicron aparecerá probablemente en los análisis”. La nueva variante B.1.1.529 del covid-19, mejor conocida como ómicron, representa un riesgo “de alto a muy alto” para Europa, según la Agencia de Salud de la Unión Europea.
El continente atravesaba un aumento de casos mucho antes de la aparición de la nueva cepa, lo que llevó a restablecer restricciones sanitarias, dando lugar a violentas manifestaciones el fin de semana pasado en Países Bajos y en las Antillas francesas. Un grupo de expertos de la OMS afirman que, con los datos preliminares, ómicron presenta “un riesgo alto de reinfección”, mayor que el de otras variantes. Ninguna otra mutación había creado tanta alarma en el mundo desde delta.
‘Transparencia’
En Estados Unidos, que también abrió sus fronteras al mundo a principios de noviembre, se prohibirá la llegada de viajeros de ochos países del sur de África. Washington felicitó el sábado a Sudáfrica por la “transparencia al compartir estas informaciones” después de que el país austral se sintiera “castigado” por haber anunciado la detección de “ómicron”. Una alusión nada velada de EEUU a la gestión inicial de la pandemia que hizo China.
Los fabricantes de vacunas AstraZeneca, Pfizer/BioNTech, Moderna y Novavax se mostraron confiados por su capacidad para luchar contra esta nueva cepa. Cerca del 54% de la población mundial recibió al menos una dosis de la vacuna contra el covid-19, solo un 5,6% en los países con bajos ingresos. En Sudáfrica, solo el 23,8% de la población tiene la pauta completa. La nueva variante provocó inquietud en cuanto a la recuperación económica mundial, y el viernes fue una jornada negra para los índice bursátiles y el precio del petróleo.
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