Roma. Italia reabrió sus fronteras a los turistas europeos este miércoles, un mes después de la reanudación progresiva de la actividad y espera con la llegada del verano salvar su industria turística, un sector clave de su economía.
"La fase aguda de la emergencia sanitaria ha quedado atrás, pero ahora tenemos que lidiar con la emergencia económica", reconoció el primer ministro Giuseppe Conte en una conferencia de prensa
"No hay situaciones críticas ni están sobrecargados los hospitales de todo el territorio nacional. Nos merecemos la sonrisa y la alegría después de meses de sacrificio. Aunque el virus no se ha ido", agregó.
El gobierno autorizó viajar por toda la península y los aeropuertos de Roma, Milán y Nápoles han sido abiertos para los vuelos internacionales, entre ellos a Madrid, Barcelona y Nueva York.
Varios pasajeros circulaban en las salidas y entradas del principal aeropuerto de la capital, Fiumicino, donde al menos 100 vuelos estaban programados, constataron reporteros de la AFP.
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"Acabamos de llegar de un vuelo humanitario especial con 160 personas de Colombia, donde estábamos desde hace 8 meses", relato Francesco Vincenti, uno de los pasajeros, quien deberá cumplir cuarentena en el sur de la península.
Las góndolas pueden surcar los canales de Venecia, y el Coliseo de Roma o los Museos del Vaticano reciben de nuevo a los visitantes.
En la hostelería temen que los turistas no lleguen este año a Italia, uno de los países de Europa más afectados por la pandemia y que sufrió 33.500 muertes.
Solo 40 de los 1.200 hoteles de Roma han abierto, enumeró esta semana el Corriere della Sera, ya que los propietarios consideran que es demasiado caro abrirlos para que permanezcan vacíos.
“Tenemos reservas sólo desde mediados de junio. Registramos muchas cancelaciones”, contó la recepcionista del céntrico Hotel del Senado, al lado del Panteón.
Aunque los viajes internos están autorizados, se mantiene la obligación de llevar mascarilla en los lugares cerrados y en los transportes públicos.
“Regreso a mi casa después de tres meses de espera”, contó una joven de Calabria que esperaba que le tomaran la temperatura en la estación central de Milán.
El flujo de trenes y automóviles por las autopistas de la península resultaba regular e inclusive se registraron largas filas para abordar el ferri con Sicilia.
'Seguridad y transparencia’
Italia, que impuso el confinamiento a principios de marzo, tiene que hacer frente ahora a la peor recesión desde la II Guerra Mundial.
El jefe de la diplomacia italiana Luigi Di Maio anunció que viajará este fin de semana a Alemania, Eslovenia y Grecia para tratar de convencerlos de que Italia es un país seguro para los turistas.
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"Italia está preparada para recibir extranjeros, con seguridad y con la máxima transparencia sobre las cifras", aseguró Di Maio.
Las personas que lleguen a Italia procedentes de Europa no tendrán que aislarse, a menos que hayan viajado recientemente de otro continente.
Las medidas de confinamiento tuvieron un efecto devastador en el turismo italiano, que representa en torno al 13% del producto interno bruto (PIB).
El regreso de los turistas
La agencia nacional de turismo declaró que cerca del 40% de los italianos pasan habitualmente sus vacaciones en el extranjero, pero este año podrían pasarlas en su tierra.
"Hay que aprovechar este momento único en Roma", confesó una pareja de recién casados mientras se tomaba fotografías frente a la célebre fuente de Trevi, excepcionalmente sin turistas.
Los museos o lugares turísticos como la Torre de Pisa, las ruinas romanas de Pompeya o la Galería degli Uffizi de Florencia han abierto en los últimos días, aunque siguen esperando el regreso de los turistas extranjeros.