Nakhon Pathom. Tailandia fue conocido durante mucho tiempo por sus severas leyes sobre las drogas, pero el Gobierno las flexibilizó en los últimos años. El jueves el cannabis quedó fuera de la lista de los narcóticos prohibidos, despenalizando su cultivo y su posesión.
Así, el país espera ingresar dinero con el creciente mercado global de los productos legales del cannabis, particularmente en el sector de alimentos y medicinal. En el festival organizado por el grupo defensor de la marihuana, Highland Network, miles de participantes disfrutaron de la flexibilización de las nuevas normas.
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Multimillonario mercado
Al menos 3.000 participantes hicieron el viaje a White Sands Beach, en la provincia de Nakhon Pathom, al este de Bangkok, donde en los puestos callejeros se vendían camisetas, pipas para marihuana o brownies de hashich, todo ello en torno a un idílico lago.
“Hemos esperado tanto tiempo para que esto ocurra,” dice Victor Zheng, propietario de la herborista Nature Masters. “Mire a la gente, vienen aquí y son tan felices” afirmó. “No solamente nosotros, también los clientes han esperado mucho tiempo para que esto ocurra”.
En el 2018 Tailandia legalizó el cannabis medicinal —cambio esencial en este país del sudeste de Asia, de duras leyes antidroga— y el gobierno invirtió en la extracción, la destilación y la comercialización de aceites extraídos de la planta.
Informes de analistas indicaron que en la próxima década el mercado legal del cannabis sumará entre $50.000 y $200.000 millones de dólares, a medida que los países liberalicen sus normas en torno a su uso personal y medicinal.
El mes pasado la empresa tailandesa Charoen Pokphand Foods —filial del gigante CP Group— anunció proyectos para desarrollar bebidas y alimentos con un derivado del cannabis, el CBD, gracias a las condiciones climáticas favorables del país para cultivar la planta y su reputación de agricultura de alta calidad.
Incertidumbre sobre uso recreativo
Las nuevas leyes dejan el uso recreativo del cannabis en una zona gris: fumar en el exterior del domicilio puede provocar un arresto, debido más a una ley de “disturbio público” que a la legislación sobre drogas.
Los culpables pueden ser sancionados con una multa de $780 dólares y hasta con tres meses de cárcel. Los productos de cannabis con más de 0,2% de concentración de tetrahydrocannabinol (THC) —el componente psicoactivo de la droga— siguen siendo ilegales.
Pero, en el festival, los policías presentes parecían más curiosos que censores. El copropietario del festival, Arun “Max” Avery, de 35 años, aseguró no tener ninguna preocupación tras la aplicación de la nueva ley. “La gente es libre de hacer lo que quiera” aseguró.
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