Pekín. Unos días después de ir a la farmacia a comprar una medicina de venta libre en Pekín, Yu se sorprendió al ver que su preciado pase sanitario, requerido para entrar a las tiendas, oficinas y transportes, perdió validez. Esta situación se repite en la capital China, donde una notificación del sistema que gestiona el pase sanitario advirtió al usuario que no se puede determinar su estado de riesgo de covid-19.
La estudiante no tuvo que preocuparse por las clases ya que la universidad está en receso por el Año Nuevo chino, pero sin el pase no puede entrar a ninguna tienda. “No estoy comprando suficiente té para poder pedir un envío y la tienda no me deja entrar sin un código sanitario”, se lamentó en la red social Weibo.
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Tras un endurecimiento de los controles en vísperas del inicio de los Juegos Olímpicos de Invierno, miles de habitantes de Pekín se sorprendieron al llegar a sus trabajos o al intentar entrar en una tienda y ver como se les denegaba el acceso. La ciudad implementó una nueva normativa que implica que cualquier persona que haya comprado una medicina contra cualquier síntoma de la covid, como fiebre, tos o sequedad de garganta, debe someterse a una prueba para volver a tener un pase activo.
China, el país donde fue detectado por primera vez la covid-19, es uno de los lugares que mantiene una política de tolerancia cero para sofocar cualquier conato de brote, sometiendo a la población a pruebas masivas y cuarentenas estrictas. El código sanitario va del verde, que indica que el usuario no tiene ningún riesgo, al naranja, que implica que es necesario mantenerse en cuarentena en el domicilio y al rojo, que obliga a su portador a acudir un centro especial de aislamiento.
Este pase sanitario no es una obligación legal, pero es necesario para acceder a casi cualquier lugar público incluyendo las oficinas, transportes, tiendas y taxis. Sin un código válido, la vida se paraliza.
Un registro
En las redes sociales quejas como la de Yu se acumulan. “No puedo salir a comer ni comprarme un café, es muy molesto”, se quejó uno de los usuarios de la red Weibo. El drama de la notificación de la aplicación del pase sanitario pone en evidencia la importancia de esta herramienta, que fue implementada en el 2020, al inicio de la pandemia.
Aunque técnicamente estas aplicaciones no son obligatorias, desplazarse sin una, es prácticamente imposible. La aplicación que usa Pekín es un ejemplo de los programas sanitarios que rigen en el país en base a información sanitaria, registros de geolocalización y datos de los usuarios, lo que permite determinar si una persona estuvo expuesta al virus. También incluyen el estatuto de vacunación y si la persona se sometió a pruebas para el coronavirus.
Algunas de las aplicaciones son tan precisas que pueden detectar si una persona se desplazó a un distrito específico considerado de riesgo y bloquearla de los transportes públicos. Al menos un criminal fue arrestado gracias a la aplicación, informaron medios estatales. El hombre que estaba a la fuga desde hace décadas, se entregó porque ya no podía entrar a ninguna tienda ni encontrar trabajo sin el preciado código verde.
Saturación
Este sistema generó algunas preocupaciones sobre el monitoreo de la vida privada, pero estos fueron sofocados después de que China comenzó a celebrar su gestión de la pandemia como un éxito, frente al caos en el extranjero. Ahora, quienes se desplacen a otra provincia deben descargar las versiones locales a la llegada a su destino.
Muchas oficinas, restaurantes y estaciones de transporte obligan a los visitantes a introducir el código QR para entrar. La omnipresencia de este sistema, que ha sido utilizado para que las autoridades rastreen casos, también es una de sus principales debilidades.
Los residentes de la ciudad de Xi’an se quejaron en diciembre de que el sistema colapsó cuando las autoridades ordenaron pruebas masivas a la población tras un brote de covid-19. La orden llevó a los residentes a apostarse en masa en los centros de prueba para la covid-19, lo que saturó el sistema.
Los medios locales informaron que hubo colas de varias horas para entrar en los transportes durante una segunda falla del sistema en enero después de que las autoridades impusieran un confinamiento. El funcionario a cargo de la tecnología fue despedido de forma inmediata.
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