Riad. Una mujer con velo y un hombre aparecen en un video bailando en una concurrida calle de Arabia Saudí, lo que ha generado un intenso debate sobre la decreciente influencia de la policía religiosa, antes poderosa guardiana de la segregación de sexos.
Durante décadas, los miembros de la “Comisión para la Promoción de la virtud y la prevención del vicio”, llamados los Mutawas, fueron los árbitros de la moralidad, patrullando en las calles, advirtiendo a las mujeres que se pintaban las uñas o castigando a los hombres que buscaran contacto con ellas.
Pero estos últimos años el régimen saudí inició una serie de reformas que tienden a un islam más moderado, con la retirada a los guardianes religiosos de su función policial.
Pero el breve video del baile generó polémica y hubo quien pidió la detención de la pareja en la alejada provincia de Asir.
Las autoridades se comprometieron a actuar rápidamente en medio de los violentos comentarios de las redes sociales saudíes, que revelan el resentimiento de algunos medios conservadores frente a la pérdida de poder de los Mutawas.”¿Dónde está la policía religiosa?”, se preguntan los usuarios, encolerizados. ”¿Su silencio significa aprobación?”
La pérdida de influencia de los Mutawas genera, en cambio, un profundo alivio entre numerosos jóvenes del país.
Prueba de que desaparece progresivamente la segregación de sexos es el creciente número de restaurantes de Riad con música, y en los que se relacionan hombres y mujeres, algo impensable hace solo dos años.
Un café derrumbó los tabiques que separaban a hombres y mujeres, en cuanto los Mutawas se alejaron de la zona.
Fin de los Mutawas
Estas últimas semanas, editorialistas saudíes han abogado abiertamente por la abolición pura y simple de los Mutawas, alegando que constituyen una inútil carga financiera.
Su declive se explica por una campaña de liberalización del régimen que lleva a cabo el príncipe heredero Mohamed bin Salmán, de 32 años, en un país donde la mitad de la población tiene menos de 25 años.
Bajo su impulso, el reino ha autorizado a las mujeres a conducir desde julio.
Además los primeros cines volverán a abrir en marzo y las mujeres, por primera vez, pudieron entrar el mes de enero en un estadio de fútbol.
La oposición a las reformas ha sido acallada -al menos públicamente- tras una serie de detenciones de disidentes en setiembre, incluyendo a religiosos que tenían millones de seguidores en las redes sociales.
Los ulemas que solían ocupar espacios en la televisión, han desaparecido ahora de las pantallas.
“La influencia de los religiosos conservadores ha sido siempre exagerada”, matiza sin embargo Hesham Alghannam, investigador saudí en la Universidad de Exeter en Gran Bretaña.
Juego de equilibrio
Existe, no obstante, un delicado equilibrio entre la liberalización social y el conservadurismo moral, y las autoridades intentan no contrariar demasiado a las distintas sensibilidades.
“Hay una diferencia entre un islam moderado y la total ausencia de islam”, afirma un empresario de Riad, que requiere el anonimato.
Desde abril del 2016, los Mutawas han recibido instrucciones de actuar “amablemente y con gentileza”. Ahora suelen trabajar en tándem con los servicios de seguridad y colaboran con la policía civil.
Una gran incertidumbre planea sobre su futuro.“No los pueden disolver y echarlos a la calle”, opina James Dorsey de la Rajaratnam School of International Studies en Singapur.“Lo mejor sería integrarlos a la policía”.
Elementos radicales de la policía religiosa podrían ser “muy peligrosos si se encuentran desempleados y encolerizados”, y “ello supondría una considerable amenaza” afirma Bruce Riedel, autor de un libro sobre Arabia Saudí titulado Kings and Presidents.