Lima. El nombre con que se conoce desde hace más de un siglo a la ciudadela inca Machu Picchu es cuestionado por una investigación académica que asegura que su verdadera denominación es Huayna Picchu, según documentos que se remontan al siglo XVI.
La ciudadela de enormes bloques de piedra levantada en la cima de una montaña cubierta por una tupida vegetación fue bautizada erradamente como Machu Picchu por Hiram Bingham, el explorador estadounidense que la hizo pública en julio de 1911, sostiene la tesis central del trabajo publicado en la revista “Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology”.
“Cuando llega Hiram Bingham en 1911 al sitio, hay dos espacios con mucha claridad: el espacio de Huayna Picchu y el de Macchu Picchu”, dice el historiador peruano Donato Amado Gonzáles, coautor de la investigación junto al arqueólogo Brian S. Bauer de la Universidad de Illinois Chicago (UIC), en Estados Unidos.
“Lo que está claro es que en la zona, en el cerro conformante de Huayna Picchu, está el pueblo inca, por eso había razón de denominar (al lugar como) el pueblo de Huayna Picchu, el cerro Machu Picchu estaba al lado”, afirmó Amado.
Bingham nombró Machu Picchu a la ciudadela con base en el relato oral de los guías que lo condujeron al lugar, no ateniéndose a documentos históricos.
“Cuando llega Bingham la gente le dice que el pueblo (inca) se llama Machu Picchu, es así que se generaliza el nombre a partir de 1911″, señala el historiador peruano.Los investigadores aseguran que el explorador estadounidense no tuvo acceso a documentos de los siglos XIX, XVII y XVI donde figuran los nombres de Huayna Picchu y Machu Picchu.
“Hay datos significativos que sugieren que la ciudad inca en realidad se llamaba Picchu o más probablemente Huayna Picchu”, indicó Bauer citado en un comunicado de la UIC.
“Comenzamos con la incertidumbre del nombre de las ruinas cuando Bingham las visitó por primera vez y luego revisamos varios mapas y atlas impresos antes de la visita de Bingham a las ruinas”, explicó Bauer sobre la investigación.
El sitio arqueológico considerado patrimonio de la humanidad por la Unesco desde 1983 suma de esta manera un nuevo misterio con lo que parece perfilarse como una polémica.
Machu Picchu (Montaña Vieja en quechua, la lengua de los incas) es la joya del turismo peruano y fue elegida en 2007 como una de las siete maravillas del mundo moderno en una encuesta mundial en internet.
¿Cambiar de nombre?
Amado no es de la idea de cambiar el nombre de la ciudadela, entre otras razones, porque “toda la documentación para inscribir a Machu Picchu como patrimonio mundial figura con ese nombre”.
Alega sin embargo que las autoridades peruanas deben explicar la evolución toponímica de uno de los más famosos restos arqueológicos de América Latina. Un esquema cronológico con base en documentos históricos demostrará que el nombre de la ciudadela o pueblo predominante es Huayna Picchu (Montaña Joven en quechua).
“Entre 1539 y 1572 aparecen dos términos en documentos con el nombre Picchu y en 1587 Huayna Picchu aparece por primera vez identificado como pueblo”, dice Donato Amado.
“En 1783 aparece Machu Picchu mencionado por vez primera en documentos jurídicos como linderos de un pueblo”, acota el investigador.
Hiram Bingham (1875-1956), a quien algunos imaginan como una suerte de Indiana Jones de la época y que luego hizo carrera como político en su país, no parecía muy seguro del nombre real de Machu Picchu.
Según Donato, Bingham decía “en 1922 que algún día aparecerán documentos del siglo XVI, XVII y XVIII que podrán dar nueva información sobre la existencia de estas ruinas”.
Un millón y medio de visitantes la recorrieron en 2019, antes de las restricciones por pandemia, y es la marca de exportación más exitosa de Perú y Cusco, la antigua capital imperial situada a un centenar de kilómetros del lugar.
La mítica ciudadela construida en el siglo XV, bajo el emperador Pachacutec, colocó a Perú en el mapa del turismo mundial a mediados del siglo pasado.
Se cree que los conquistadores españoles que sometieron al imperio inca en el siglo XVI nunca supieron de la existencia de Machu Picchu porque no era visible desde el llano por la neblina y la vegetación que la cubría.
Por eso se ganó el nombre de la “ciudad perdida de los incas”.