Diana Armstrong nació en Minessota, Estados Unidos. Tiene 64 años y también el título de las uñas más largas en un par de manos (femeninas), rompiendo un récord que se mantiene desde el 2008. Sin embargo, no todo ha sido fácil para esta mujer, quien desde 1997 no se ha cortado las uñas.
La uña del pulgar derecho es la más larga de todas y mide 1.38 metros. En comparación, su uña más corta (la uña del dedo meñique izquierdo) mide 1.09 metros de largo. Si baja sus manos, estas perfectamente tocan el suelo sin dificultad. Por esto mismo, muchas de sus actividades cotidianas se ven obstaculizadas.
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10/5/22 "Guinness World Records has named Minnesota's Diana Armstrong as the woman with the longest fingernails. #news #Minnesota @GWRMuseum #lifestyle #Entertainment pic.twitter.com/pMjlYrB4b4
— @PhukDupNews #phukdupnews (@phukdupnews) October 5, 2022
Desafíos en su vida
Según la página oficial de Guinness World Records, cada uña tarda hasta 10 horas en limarse y pulirse. De hecho, para esto, Diana necesita usar una herramienta de carpintería llamada Minitorno.
Además, puede llegar a utilizar hasta 20 botellas de esmalte y demorarse cuatro o cinco días pintándolas. Pero esto no es lo único, para actividades como subirse los pantalones o abrir una lata, necesita maniobrar de forma especial.
Por ejemplo, si necesita abrir el refrigerador, lo hace con los pies. Incluso los utiliza para tomar algunos alimentos o cosas, como la ropa que cae al suelo. Por otro lado, vestirse también puede volverse un gran desafío, debido a que sus movimientos se ven limitados y muchas veces necesita ayuda externa. En el caso de su vestimenta, se mantiene alejada de las cremalleras y procura usar vestidos.
En cuanto al uso del baño, Armstrong no reveló si había algún problema en casa. Sin embargo, comentó que en los baños públicos existen algunas complicaciones, según lo que le dijo a la página oficial de los Guinness World Records, siempre debe utilizar el cubículo más grande, pues sus uñas no caben es uno convencional.
También dejó de conducir, ya que necesitaba sacar las manos por la ventana y se volvía peligroso. En cuanto a las latas de refrescos o conservas, Diana debe utilizar un cuchillo a modo de palanca para abrirlas, esto debido a que sus uñas no le permiten agarrar las anillas.
Otra de las cosas que se le dificulta, es agarrar objetos planos en el suelo. Si caen cosas como monedas o tarjetas, siempre debe pedir ayuda.
¿Por qué no las corta?
Su historia comienza en 1997. Era una mañana normal en la que Diana se había levantado para comprar algunos víveres para el desayuno. Era estilista y solía dejar todo listo en casa antes de ir a trabajar.
De repente, su hija mayor la llamó alarmada, pues su hermana Latisha no se despertaba. Desafortunadamente, la joven de 16 años había fallecido por un ataque de asma mientras dormía.
Esto desencadenó un gran episodio depresivo en la ganadora del Guinness Record, pues su hija era quien arreglaba sus uñas todos los fines de semana. De igual manera, dejó su trabajo y se convirtió en ama de casa, con el fin de dejarlas crecer.
Latisha había pasado toda la noche anterior cortando, limando y pintando sus uñas. Ese es el último recuerdo que tiene de ella, razón por la cual decidió nunca más volverlas a arreglar.
Desde entonces sus hijos intentaron convencerla de que se las cortara, pero, según lo que declaró para el libro, ella les decía que se ocuparan de sus asuntos. Su relación fue muy hostil, hasta que un día decidió comentarles que para ella era muy importante poder conservarlas tal cual Latisha se las había dejado.
“Cada vez que me miro las uñas pienso en mi hija. Creo que es mi ángel de la guarda”, comentó Diana.
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