El museo de arte contemporáneo Reina Sofía de Madrid explora desde ahora y hasta setiembre el universo de la creación artística de principios del franquismo, mostrando obras primerizas de maestros del arte contemporáneo español como Tàpies o Chillida.
Bajo el título "Campo cerrado. Arte y poder en la posguerra española, 1939-1953", la exposición cubre los primeros años de la dictadura fascista del general Francisco Franco (1939-1975), tras la victoria de sus tropas sobre las del gobierno republicano en la guerra civil española de tres años iniciada en 1936.
Esta muestra llega después de que el museo madrileño ya organizara otra sobre el arte de los años 1930, marcados por la efervescencia del régimen republicano y por la guerra civil.
Entre el millar de obras expuestas hasta el 26 de setiembre, algunas son inéditas y otras no habían sido mostradas desde los años 1970, indicó el Reina Sofía.
Pinturas, esculturas, dibujos, fotografías, revistas, películas y maquetas: la exposición reúne obras firmadas por más de 200 artistas, entre ellos los españoles Salvador Dalí, Joan Miró o Pablo Picasso, prestadas por un centenar de colecciones, así como fondos públicos y privados.
A través de temáticas como la reconstrucción del país, tras tres años de guerra, o la exaltación del mundo rural, la muestra repasa la propaganda del régimen franquista.
"Ese tópico de que no pasa nada en los 1940 es fácilmente desmentible", explica a la AFP la comisaria de la exposición, María Dolores Jiménez-Blanco, calificando la época como "un agujero negro en el mundo historiográfico".
El periodo marcado por la represión de los opositores y el aislamiento de España, es "un período largo que además fue muy complejo", señala Manuel Borja-Villel, director del museo. Durante esos años, "la voluntad del régimen de crear una cultura, un arte propio" coexistía "con los elementos de resistencia, el exilio", agrega.
Muchos grandes artistas se vieron forzados a dejar España por su oposición al franquismo, como Picasso, instalado en París, o el compositor Manuel de Falla, huido a Argentina.
Una sala entera de la exposición está dedicada a las obras de esos artistas, cercanos al partido comunista español exiliado en Francia, como la terrible "Mujer sentada en un sillón gris", pintada por Picasso un día después del fin de la Segunda República española, el 1 de abril de 1939, y una calavera esculpida en 1943.
"Picasso es una figura que constantemente está presente de algún modo" en aquella época, afirma el director del museo. "Es tanto una figura mítica para los artistas de vanguardia como odiado por el régimen", agrega.
Por su parte, Joan Miró regresa a España en 1942. Sin embargo, "no se mezcla con el régimen de Franco. Vive una especie de exilio interior", afirma Jiménez-Blanco.
Durante esos primeros años de posguerra, explica la comisaria, "muchos artistas que son jóvenes y van a hacer su carrera después" empiezan a despuntar, como el pintor catalán Antoni Tàpies o el escultor vasco Eduardo Chillida.
Es esta cohabitación entre la creación afín al régimen y la opuesta al régimen la que busca resaltar la exhibición exponiendo en una misma sala al joven Tàpies (1923-2012), contrario al franquismo, y a Salvador Dalí (1904-1989), en buenos términos con la dictadura.
El cuadro surrealista de Tàpies "Parafaragamus" (1949), que representa el interior de una flor como una sala embaldosada donde flotan numerosos objetos y formas, contrasta con el retrato pintado en 1943 por Dalí del embajador en España de la Francia de Vichy ante el monumental monasterio madrileño del Escorial.
Paralelamente, el Reina Sofía organizará hasta junio proyecciones de películas de la época y conferencias sobre el arte español en los años 1940.