Ubicada al este de China, Shanghái vive su peor brote de covid-19 desde la primavera del 2020. Con al menos 25 millones de habitantes, la ciudad registra el 90% de los casos positivos de todo el país, alarmando a las autoridades sanitarias, que declararon cuarentena total a inicios de abril.
Bajo la estrategia “cero covid” el gigante asiático confinó a los habitantes de la capital económica, quienes se deben someter a estrictas medidas sanitarias, como testeos masivos o largas cuarentenas, incluso si son asintomáticos.
La comunidad internacional se enteró de esta situación, que cada vez se sale más de control, por videos compartidos en plataformas secretas, pues China censuró todo tipo de contenido relacionado con las medidas sanitarias a las que debe someterse el país.
Para conocer mejor la situación que enfrenta esta ciudad, La Nación conversó con Estefanía Quintero y Carlos Campos, dos costarricenses que viven en China desde hace 4 años. El matrimonio, que espera a su primer hijo, aseguró que las imágenes que se filtraron en internet —donde se observan protestas y escasez de alimentos— son reales y que la situación en Shanghái es una constante incertidumbre, pues las medidas pueden cambiar en cualquier momento.
Aunque la estrategia cero covid permitió reducir la tasa de mortalidad del virus en el país, afectó directamente la economía y la estabilidad de la población. Según comentó Quintero y Campos —quienes deben realizarse la prueba del coronavirus todos los días— la prioridad del país es reducir los contagios y la muertes por la enfermedad, sin importar si los habitantes se “mueren de hambre o por falta a los servicios de salud”.
“Antes para ir al hospital nos salía en ¢10.000, ahora para ir a ese mismo hospital nos sale en ¢350.000 (...). A un compañero de mi esposa le dio un problema cardíaco y tuvo que pagar ese montón de plata y cuando llegó resultó que los médicos estaban más preocupados por si tenía covid o no”, comentó Campos.
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“Él tenía todos los síntomas de un preinfarto, tenía el brazo dormido, el cosquilleo, el pecho apretado, no podía respirar, pero ellos (los médicos) estaban más preocupados y lo que hicieron fue meterlo en una clínica de fiebre para ver si tenía covid, y ya una vez se dieron cuenta que no tenía covid, le dijeron que no tenían el especialista para atender el preinfarto”, recordó Quintero.
La pareja además compartió imágenes que grabaron cuando se les permitió salir a la acera de los edificios, donde se observan a los vecinos festejar desde los balcones. Asimismo, la historia de Lincoln, un cachorro que llegó a la comunidad y fue sometido a pruebas de covid-19.
“Costa Rica es un país bendecido en todos los sentidos, hay libertad (...). Aquí es como estar en la cárcel (...). Una restricción vehicular no se compara a estar encerrado en cuatro paredes sin poder salir”, concluyó el matrimonio, que planea estar de regreso en suelo costarricense a finales de mayo, para prepararse para el nacimiento de su primogénito.
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