Barcelona. Cuando parecía que España tomaba impulso hacia el verano de la recuperación, gracias al buen ritmo de la vacunación, llegó un nuevo revés: con los contagios desbocados entre los jóvenes, regiones como Cataluña han solicitado reinstaurar el toque de queda para doblegar la quinta ola de la pandemia.
“La situación es muy delicada, extremadamente frágil”, admitió el presidente regional catalán, Pere Aragonès, al anunciar este miércoles que su gobierno pidió el aval de la Justicia para que Barcelona y otras 157 localidades reinstauren el “confinamiento nocturno” entre la 1 a.m. y las 6 a.m. a partir del fin de semana y durante al menos siete días.
De conseguir el permiso, la región seguiría los pasos de la vecina Comunidad Valenciana, que ya obtuvo el visto bueno para recuperar esta medida que rigió en casi todo el país hasta comienzos de mayo.
Otras como Cantabria aguardan la decisión, mientras que los tribunales de Canarias denegaron la solicitud del ejecutivo insular.
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Las nuevas medidas aceleran la marcha atrás iniciada la semana pasada en Cataluña, cuando su gobierno decretó el cierre del ocio nocturno en los espacios interiores, alarmado por la explosión de contagios que siguió a la tradicional verbena de San Juan y a la reapertura de su agitada vida nocturna a finales de junio.
El lunes llegaron aún más restricciones: todas las actividades debían concluir a las 00H30, adiós a los conciertos de pie y a las reuniones de más de diez personas.
Con una incidencia acumulada de 1.068 casos por 100.000 habitantes en 14 días, que escala a 3.385 entre los jóvenes de 20 a 29 años, Cataluña lidera el rebrote de la quinta ola, cuando la media nacional para todas las edades es de 469 casos.
Al repunte contribuye la variante delta, que suma de momento entre un 15 y un 20% de los contagios a nivel nacional y se prevé “siga extendiéndose”, apuntó la ministra de Sanidad, Carolina Darias.
Pocos fallecidos
En las últimas dos semanas, esta región de 7,7 millones de habitantes diagnosticó más de 83.000 positivos y ayuntamientos como el de Barcelona reclamaban auxilio desde hacía días para controlar el acceso a playas y parques.
“Lo que nos ha sorprendido un poco es la velocidad del contagio (...) Ha ido muy rápido”, indicó el doctor Álvaro Arcocha, subdirector médico del Hospital de Bellvitge.
En su centro, los ingresados en planta por covid pasaron de 20 a 110 pacientes en apenas dos semanas, con una media de edad mucho más baja que antes: 44 años.
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Impulsada por la contagiosa variante delta y con gran parte de la población vulnerable vacunada, esta nueva ola es diferente. Los hospitales ven llegar pacientes más jóvenes, muchos todavía sin vacunar o con la pauta incompleta.
“Ahora lo que nos está cargando mucho es la hospitalización. La incógnita es saber si esto hará un viraje hacia la UCI (unidad de cuidados intensivos) como pasó en otras olas o si, al ser un paciente más joven, probablemente no acaba llegando. Lo iremos viendo sobre la marcha porque esto cambia de un día para otro”, explicó.
A nivel nacional, tanto las cifras de ingresados por covid en la UCI (que ocupan de media un 8,75% de las camas disponibles) como de fallecimientos (10 el miércoles) siguen muy por debajo de los peores picos de la pandemia.
La vacuna, elemento mitigador
La mayor preocupación ahora es gestionar el repunte en pleno periodo de vacaciones del personal sanitario y tras la relajación de las medidas, como la del porte de la mascarilla, que no es obligatoria en exteriores desde el 26 de junio.
La apuesta nacional es, de momento, seguir acelerando una vacunación que avanza a muy buen ritmo.
"En la semana del 19 julio lograremos 25 millones de españoles con pauta completa. Eso significa que antes que acabe el verano, antes que acabe agosto, estaremos ya con 70% de la población inmunizada con pauta completa", subrayó el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, en una entrevista televisada el martes por la noche, donde pidió un esfuerzo adicional a los más jóvenes.
Al avance de la vacunación se aferran también los médicos para no revivir lo peor de una pesadilla que ya ha dejado más de 81.000 muertos en España.
“Si no fuera por la vacuna, estaríamos todos confinados y sería el mismo drama que tuvimos hace un año. Gracias a la vacuna estamos como estamos”, enfatizó Arcocha.