Ginebra. La Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó este lunes a "no bajar los brazos en la lucha contra un coronavirus que estrecha cada vez más el cerco en Europa, pone a la economía contra las cuerdas, desata protestas e incluso se politiza.
“No podemos bajar los brazos, no podemos bajar los brazos”, machacó el director general de la OMS, Adhanom Ghebreyesus, en una rueda de prensa. “Cuando los dirigentes actúan rápidamente, el virus puede ser frenado”, dijo y advirtió de que “es peligroso renunciar a controlar”.
Fue una referencia a las declaraciones del jefe de gabinete del presidente estadounidense, Donald Trump, quien el domingo insinuó que renunciarían a intentar controlar el virus y apostarían por encontrar una vacuna y tratamientos médicos.
Ghebreyesus reconoció que un cierto cansancio se había instalado entre los ciudadanos y dirigentes tras meses de lucha contra el coronavirus, pero pidió a los gobiernos que no bajen la guardia.
“Aunque estamos de acuerdo con el jefe de gabinete (de Trump) de que es importante proteger a los más vulnerables, renunciar a controlar (la pandemia) es peligroso”, insistió.
La pandemia deja al menos 1,15 millones de muertos y más de 43 millones de casos en el mundo desde que se detectó en China en diciembre, según un balance de la AFP con base en fuentes oficiales.
Las declaraciones de Ghebreyesus se produjeron en momentos cuando Italia estrena medidas impopulares para enfrentar la segunda ola de contagios, que incluye el cierre de restaurantes y bares desde las 18 horas y el cierre total de teatros, cines y gimnasios durante un mes.
Ello significa un duro golpe para sectores ya muy afectados por el estricto confinamiento de la pasada primavera boreal.
Para sus detractores es una "declaración de fracaso" del gobierno, mientras los científicos se preguntan si bastará para contener al virus.
El primer ministro Giuseppe Conte dijo que las medidas deberían permitir a los italianos estar "más serenos de aquí a Navidad".
El fin de semana hubo enfrentamientos entre la Policía y opositores al toque de queda en Roma y en Nápoles (sur).
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“Con estas nuevas restricciones, vamos a cerrar”, se lamentó Giuseppe Tonon, propietario de un restaurante en Oderzo, pequeño pueblo en el noreste del país.
"Obligar a los cines que detengan otra vez su actividad puede poner en peligro seriamente el futuro de todo un sector", señala en tanto una carta firmada por destacados cineastas como Nanni Moretti, Pupi Avati, Paolo Virzí y Marco Bellocchio.
La situación es “crítica” en Francia, manifestó Jean-François Delfraissy, presidente del consejo científico que asesora al gobierno de Emmanuel Macron.
“Habíamos previsto que habría esta segunda ola, pero nosotros mismos estamos sorprendidos por (su) brutalidad”, expresó en una entrevista radial, tras registrarse un récord de 52.000 contagios en 24 horas. “Muchos de nuestros conciudadanos aún no han tomado conciencia de lo que nos espera”.
En España, el gobierno decretó el domingo un estado de alarma e impuso un toque de queda nocturno en todo el país, con excepción de las islas Canarias.
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Las autoridades de Cataluña, en tanto, estudian decretar un confinamiento domiciliario durante los fines de semana para contener la epidemia del coronavirus.
Infección política
En Estados Unidos, la covid-19 contaminó la campaña electoral y el jefe de personal del presidente Donald Trump, Mark Meadows, reconoció el domingo que la Casa Blanca no va “a controlar la pandemia”.
A una semana de las elecciones, el candidato demócrata, Joe Biden, acusó a Trump de “agitar la bandera blanca de la derrota y esperar que, si se lo ignora, el virus se irá”.
Al ser consultado en Pensilvania si está abandonando los intentos de controlar la pandemia, Trump respondió a periodistas: “No lo estoy”. “Definitivamente estamos pasando la página” del coronavirus.
En Brasil, que participa en varios ensayos de vacunas, el presidente Jair Bolsonaro canceló la compra de 46 millones de dosis de la que desarrolla el laboratorio chino Sinovac, que será producida por el Instituto Butantan (público), bajo la supervisión del estado de São Paulo, gobernado por Joao Doria, opositor del mandatario.
Así, “la vacuna china de Joao Doria”, como la llama Bolsonaro, pasó a ser un asunto político de cara a las elecciones del 2022, en las que Doria (Partido de la Socialdemocracia Brasileña, PSDB) podría frustrar las aspiraciones del mandatario de ultraderecha de obtener un segundo mandato.
Y dio un matiz ideológico para satisfacer a sus partidarios visceralmente anticomunistas, opuestos a una vacuna “salida de una dictadura”.