Londres. El Reino Unido, enfrentado desde diciembre a una nueva cepa de coronavirus más contagiosa y posiblemente más letal, se convirtió el martes en el primer país europeo en superar 100.000 muertes y su primer ministro, Boris Johnson, dijo asumir “total responsabilidad”.
Sumido en una imparable tercera ola desde el descubrimiento en el sur de Inglaterra de esta mutación del virus, entre 30% y 70% más contagiosa según científicos británicos, el gobierno ha sido muy criticado desde el principio de la pandemia por sus políticas erráticas.
Tardó en suministrar material de protección suficiente al personal sanitario, dudó en imponer a la población el uso de mascarillas -que siguen sin ser obligatorias en el exterior y algunas personas evitan incluso en interiores-, se resistió a aplicar el primero (marzo-junio) y segundo (noviembre) confinamientos y a controlar los viajes internacionales.
Ahora, pese a que desde hace semanas todo el país está confinado por tercera vez, con las escuelas cerradas, no cesa de batir récords de muertos y los hospitales siguen superados frente al aumento de pacientes con síntomas graves.
En las últimas 24 horas se registraron 1.631 nuevas muertes confirmadas por covid-19, lo que lleva el balance total a 100.162 fallecidos, según datos del Ministerio de Sanidad.
Golpes a la vida
“Es difícil calcular la pena contenida en esa sombría estadística, los años de vida perdidos, las reuniones familiares a las que no se ha asistido y, para tantos familiares, la oportunidad perdida incluso de decir adiós”, afirmó Johnson en rueda de prensa.
"Lamento profundamente cada una de las vidas que se han perdido y, por supuesto, como primer ministro, asumo total responsabilidad de todo lo que ha hecho el gobierno", agregó.
“La mortalidad empezará a descender lentamente en las próximas dos semanas y probablemente se mantenga estable durante un tiempo”, consideró el director médico de Inglaterra, Chris Whitty, quien advirtió de que “se añadirán más muertes a este tristísimo total”.
En el país más castigado de Europa, el ejecutivo se enfrenta a incesantes críticas desde que se registró el primer muerto por covid-19 el 5 de marzo del 2020 y poco después se comprobó que no tenía capacidad para realizar pruebas de diagnóstico ni rastrear eficazmente los contactos.
Un epidemiólogo alertó de que de no confinar a la población podrían registrarse 250.000 muertes. Las autoridades sanitarias consideraron después que si limitaban los fallecimientos a 20.000 sería “un buen resultado”.
Tras cuernos...
El viernes, Johnson provocó conmoción al anunciar, contra lo que se creía hasta ese momento, que la variante británica del virus puede estar asociada a una mayor mortalidad, aunque basándose en datos iniciales aún por precisar.
En el caso de hombres de unos 60 años, la mortalidad era con la anterior cepa de 10 pacientes por 1.000 enfermos y con la nueva entre 13 y 14 por 1.000, explicó el consejero científico del ejecutivo, Patrick Vallance.
Sin embargo, Vallance quiso "subrayar que hay mucha incertidumbre en torno a estas cifras" y que se necesita "más trabajo para tener una comprensión precisa".
Para intentar superar la crisis, el gobierno británico centra ahora su estrategia en su masiva campaña de vacunación iniciada el 8 de diciembre. Desde entonces ha inoculado a 6,8 millones de personas con las vacunas desarrolladas por Pfizer/BioNTech y AstraZeneca/Oxford y tiene el objetivo de sumar 15 millones a mediados de febrero: todos los mayores de 70 años, personal sanitario y personas con problemas graves de salud.
Pero este ritmo podría verse amenazado por los retrasos en las entregas de las próximas dosis.
Después de que el laboratorio estadounidense Pfizer hubiese advertido la semana pasada de retrasos en la producción de las vacunas, el viernes el británico AstraZeneca hizo un anuncio similar respecto al continente europeo.
Ello causó descontento en Bruselas, que reaccionó proponiendo controlar las exportaciones de vacunas fabricadas en su territorio: Pfizer produce en Bélgica las vacunas que suministra al Reino Unido.
Sin embargo, el secretario de Estado británico para la vacunación, Nadhim Zahawi, consideró el martes que esto no afectará a sus esfuerzos.
“Confío en que tanto AstraZeneca como Pfizer (...) nos proporcionarán las cantidades que necesitamos para cumplir nuestro objetivo a mediados de febrero”, declaró a Sky News.