Mosul, Irak. En medio de las ruinas dejadas por los yihadistas, el papa Francisco rezó el domingo por las “víctimas de la guerra” contra el grupo Estado Islámico (EI) en la ciudad iraquí de Mosul, “capital del califato” derrocado hace tres años.
En el tercer y último día de su histórica visita a Irak, bajo fuertes medidas de seguridad, el Pontífice abordó el destino de la comunidad cristiana iraquí, una de las más antiguas del mundo, pero también una de las que más se ha exiliado.
“La trágica disminución de los discípulos de Cristo, aquí y en todo Oriente Medio, es un daño incalculable no solo para las personas y las comunidades afectadas, sino para la misma sociedad que dejan atrás”, dijo.
En este país de 40 millones de habitantes, casi todos musulmanes, hay 400.000 cristianos, una cifra muy inferior en comparación con los 1,5 millones de antes de la invasión estadounidense en el 2003.
El líder del catolicismo puso término a su periplo por Irak con una misa ante miles de fieles en el norte asolado por los yihadistas, llamando a los cristianos a “no desanimarse”.
“Irak siempre estará conmigo, en mi corazón”, dijo Francisco al concluir la ceremonia en Erbil, en el Kurdistán iraquí.
“He oído voces de dolor y de angustia, pero también voces de esperanza y de consuelo”, afirmó, ante miles de fieles antes de bendecir en árabe.
A su llegada, el Pontífice, de 84 años, había aparecido de pie en el “papamóvil” ante miles de fieles en el césped o en las gradas del estadio Franso Hariri.
Comenzó la misa en latín, con la capa pluvial morada en la espalda y el solideo blanco en la cabeza, ante una asamblea silenciosa y recogida en el último día de su visita a Irak, la primera de un papa en ese país.
En Mosul, próspera ciudad comercial desde hace siglos, las autoridades católicas no consiguieron encontrar una iglesia en buen estado para recibir al Papa argentino.
LEA MÁS: ‘Que callen las armas’ pide el papa Francisco al empezar histórica visita a Irak
En total, 14 templos de la provincia de Nínive (norte), cuya capital es Mosul, fueron destruidos, entre ellos siete templos de los siglos V, VI y VII.
Por ello, se tuvo que instalar un escenario en las ruinas de cuatro iglesias de diferentes diócesis, entre las que figura la Al Tahira de Mosul, de más de mil años de antigüedad.
Es en este lugar donde Francisco se dirigió a una pequeña multitud entusiasmada.
Vigilancia estrecha
En los alrededores, se desplegaron fuerzas de seguridad y controles en toda la provincia, donde todavía persisten células yihadistas, pese a la derrota militar del EI a finales del 2017.
Domingo es el día en el que los guardaespaldas y las fuerzas de seguridad tienen que estar más alerta.
Los pocos kilómetros que el Papa hizo por carretera fueron en coches blindados. La mayor parte de los 1.445 km del itinerario emprendido el viernes los recorrió en avión o helicóptero para sobrevolar las zonas y evitar aquellas en las que todavía se esconden células yihadistas clandestinas.
Y todo ello en medio de un confinamiento total decretado hasta el lunes (día de su partida) para hacer frente a los contagios por covid-19 que están alcanzando récords en el país.
Pero a pesar de este complejo contexto, los cristianos iraquíes quieren ver en esta visita papal un mensaje de esperanza.
Alegría para cristianos
“El papa Francisco llega con su hábito blanco para anunciar a todo el mundo que somos un pueblo de paz, de civilización, de amor”, afirmó Butros Chito, sacerdote católico, mientras acaba de colocar los últimos adornos en la iglesia Al Tahira de Qaraqosh, cerca de Mosul.
En esta localidad cristiana, con una historia más que milenaria, el Papa -de 84 años- se reunió con fieles que todavía dudan en volver definitivamente a sus pueblos.
Su comitiva fue recibida por los vítores de los cristianos que huyeron hace años de la ocupación yihadista de la ciudad, vestidos con trajes tradicionales y agitando palmas, constató la AFP. Allí, rezó con ellos el ángelus.
"Ahora es el momento de reconstruir y volver a empezar", les animó.
En la llanura de Nínive vivía la mayoría de los cristianos de Irak, pero muchos huyeron de sus localidades en el 2014 y se refugiaron en el Kurdistán iraquí. Desde entonces solo han vuelto unas decenas de miles de ellos.
Muchos dicen temer a los exparamilitares hoy integrados en el Estado y que han ganado el terreno al EI.
LEA MÁS: Gran ayatolá Alí Sistani aboga por paz y seguridad para cristianos de Irak
Las palabras pronunciadas el sábado por el ayatolá Alí Sistani, gran figura del chiismo quien dijo a Francisco que trabaja para que los cristianos de Irak vivan en “paz”, en “seguridad” y con “todos sus derechos constitucionales”, podrían animarlos.
El líder de la Iglesia católica no ha dejado de denunciar en Irak “las armas”, el “terrorismo” que “abusa de la religión” y “las intolerancias”.
De nuevo, en su oración del domingo, reiteró su mensaje: “No nos está permitido matar a nuestros hermanos (en) nombre” de Dios, “no nos está permitido hacer la guerra en su nombre”.