Ciudad del Vaticano. El papa Francisco pidió este jueves a los líderes de la Iglesia de todo el mundo que tomen “medidas concretas” contra la pederastia al abrir en el Vaticano una cumbre histórica sobre el fenómeno que sacude a la institución.
“El pueblo de Dios nos mira y se espera no obvias y simples condenas, sino establecer medidas concretas y eficaces”, instó al hablar ante unos 200 líderes religiosos.
“Escuchemos el grito de los niños que piden justicia”, clamó al invitar a patriarcas, cardenales, arzobispos, obispos y superiores religiosos a encarar la “plaga de los abusos sexuales” cometidos por miembros de la Iglesia.
Se trata de la primera vez en la historia que los líderes de la Iglesia católica se reúnen a pedido del Pontífice para hablar de un delito que ha minado la credibilidad de la institución en todos los continentes y que ha sido encubierto y negado durante décadas.
“Pido al Espíritu Santo que nos ayude en estos días a transformar ese mal en una oportunidad para tomar consciencia y como purificación”, dijo.
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Más de 30 años después del estallido del escándalo en Irlanda y Australia, y a 20 años de que salpicara a Estados Unidos, obispos y dirigentes católicos de muchas partes de Europa, Latinoamérica, África y Asia siguen negando la existencia de abusos sexuales por parte del clero o minimizan el problema.
Francisco, el primer latinoamericano de la historia en el trono de san Pedro, convocó la cumbre tras haberse equivocado en un conocido caso de encubrimiento de abusos sexuales en Chile el año pasado. Al darse cuenta de su error, se comprometió públicamente a tomar un nuevo rumbo y está llevando al liderazgo de la institución por el mismo camino.
La cumbre busca instruir a los líderes de la institución sobre la importancia de prevenir los abusos sexuales en sus templos, de atender a las víctimas e investigar los casos cuando ocurren.
La jornada se inició con un momento de oración seguido de un desgarrador audio, y no de un video como se había anunciado, con los relatos de cinco víctimas de los cinco continentes que describieron el horror y las humillaciones padecidas.
El Pontífice desea cambiar la mentalidad de los obispos con un método muy jesuita, por medio de tres días de debates, discursos, reuniones intercaladas con oraciones, pero sobre todo escuchando los conmovedores testimonios de víctimas de abusos sexuales.
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“Nuestra comunidad debe saber que lo estamos haciendo seriamente. Vamos a ser los paladinos de su seguridad, la de sus hijos y sus jóvenes. Vamos a dar hasta la vida por el rebaño que nos han confiado”, exhortó a los asistentes el arzobispo maltés Charles Scicluna, entre los mayores expertos sobre el tema y uno de los organizadores de la cumbre.
Romper el silencio
Desde que estallaron los primeros escándalos hace unos 35 años, la jerarquía de la Iglesia católica ha tomado una serie de medidas preventivas, adoptado leyes, pedido perdón y lanzado condenas, pero sin lograr que desaparezca la llamada “cultura del encubrimiento”; es decir, del silencio.
“Nuestra falta de respuesta al sufrimiento de las víctimas, llegando a rechazarlas y a encubrir el escándalo para proteger a los autores y a la institución, ha dejado una profunda herida en nuestra relación con aquellos a quienes hemos sido enviados a servir”, reconoció el cardenal filipino Luis Antonio Tagle.
Es justamente el tema de la rendición de cuentas el que se abordará el viernes, mientras el sábado se hablará de la transparencia.
“Tenemos que reconocer que el enemigo está dentro” de la Iglesia, afirmó –por su parte– el cardenal colombiano Rubén Salazar, presidente del Conferencia Episcopal Latinoamericana (Celam) en una intervención muy fuerte y clara.
Advirtió de que los líderes eclesiásticos podrían enfrentar no solo sanciones canónicas, sino también la cárcel por encubrir abusos si no atienden apropiadamente las denuncias.
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El abuso y encubrimiento “es la distorsión del significado del ministerio, que lo convierte en un medio para imponer la fuerza, violar la conciencia y los cuerpos de los más débiles”.
El exfiscal de delitos sexuales del Vaticano compartió una serie de pasos sobre cómo llevar a cabo una investigación bajo la ley canónica, citando el ejemplo del papa Benedicto XVI.
“Los derechos de los victimarios nunca deben primar sobre los de las víctimas”, instó tras reconocer que se encubrieron casos de pederastia con dinero “para acallar el posible escándalo” e invitó a que no se minimice jamás el alcance de los ultrajes.
Resistencia interna
Pese a la mano dura prometida y a la introducción del delito contra menores al inicio del pontificado, Francisco no ha logrado en estos seis años el apoyo concreto de los episcopados para combatir la pederastia con armas judiciales civiles, con algunas excepciones.
Por ello, el discurso que pronunciará el Papa el domingo como conclusión del encuentro genera muchas expectativas.
Los organizadores de la cumbre esperan por ello que anuncie una serie de medidas a corto, mediano y largo plazo.
Medidas que para las víctimas y las organizaciones que los representan, no pueden esperar. “Pedimos que se apliquen con rigor y rápido las leyes que existen. Que se entreguen esos criminales a la justicia civil. No solo a los que abusan, sino también a los que encubren”, resaltó el chileno Juan Carlos Cruz, una de los 12 afectados de varias partes del mundo recibidas el miércoles en el Vaticano.