Roma. Las autoridades sanitarias de Italia manifestaron su preocupación sobre una segunda ola de contagios de coronavirus en la península, debido a que la población parece haber perdido el miedo a la pandemia y hace caso omiso de las precauciones.
"No podemos descartar una nueva ola de contagios en octubre", advirtió Massimo Galli, uno de los mayores expertos en Italia de enfermedades infecciosas, responsable del Hospital Sacco de Milán.
En una entrevista al diario La Repubblica, el médico considera que es “demasiado pronto” para abandonar las mascarillas quirúrgicas pese a que la curva de la epidemia en Italia se mantiene baja y son pocas las personas internadas con crisis respiratorias.
“La covid circula aún entre nosotros, no hay que bajar el nivel de atención, las reuniones y fiestas de estos días son una bofetada a los médicos y a los familiares de las más de 34.000 víctimas” fatales, comentó -por su parte- el ministro para los Asuntos Regionales, Francesco Boccia.
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Los aperitivos en las plazas, las playas y restaurantes llenas de gente que no respeta la distancia entre clientes, así como los bares de la 'movida' atiborrados de jóvenes, dan la sensación de que parte de la población ha olvidado de que han muerto miles de personas.
La ansiedad que provocaba el confinamiento, la amenaza de una enfermedad que ocupó por tres meses gran parte de la propia vida, junto con el resumen de las estadísticas aterradoras, los consejos prácticos y el humor negro, es visto como algo pasado.
El lunes se informó sobre 23 muertes, uno menos que el día anterior, la menor cifra desde el 2 de marzo. El número acumulado de decesos llegó a 34.657 y se contabilizaron 221 contagios, para un total de 238.720.
La caída en la venta de mascarillas es una de las señales más evidentes de ese fenómeno. Con respecto al pico de la epidemia, ha disminuido a menos de la mitad, según la Federación de Farmacéuticos y la obligación de usarla en todo lugar público, vigente en algunas regiones, será levantada a fin de mes.
“Es una decisión prematura”, sostuvo Galli.
En la llamada “fase 3”, durante la cual las autoridades han decidido encarar la emergencia social y económica, Italia ha bajado la guardia, señaló el profesor Franco Locatelli, presidente de Consejo Superior de Salud.
“No hay que perder de vista la situación global. De vez en cuando registramos brotes en Italia. No hemos salido del túnel”, explicó tras recordar que en países como Brasil e India la pandemia sigue acelerándose.
Dos brotes en Roma, entre las ciudades menos afectadas con respecto a Milán, la capital de Lombardía, donde se registraron cerca de la mitad de los decesos de todo el país, dispararon las alarmas.
Llamado a la prudencia
“Hay que ser prudentes hasta que encontremos la vacuna”, aconsejó Locatelli, miembro del equipo de científicos que asesora al gobierno, en una entrevista al diario Il Corriere della Sera.
“Italia ha hecho un gran esfuerzo y ha logrado resultados extraordinarios”, reconoció, “pero no los destruyamos con conductas poco responsables, como la ‘movida’”, expresó.
Para los expertos, solo la prevención evitará una nueva ola, por lo que insisten en el lavado de manos y el uso de mascarilla para la población sin desatar pánico ni paranoia.
Los italianos están evitando también instalar en sus móviles la aplicación oficial Immuni que el gobierno elaboró para rastrear el coronavirus.
Según La Repubblica, ha sido descargada por 3,5 millones de personas de los 23 millones de usuarios calculados, un revés que para muchos resulta de la pérdida del miedo al virus.
Otro fracaso ha sido la encuesta nacional serológica organizada por la Cruz Roja entre 150.000 italianos. Solo un tercio de las personas contactadas aceptó participar, ya que buena parte de ellas rechaza la prueba con la gota de sangre debido a que temen resultar positivas y perder el trabajo, según contó el responsable de la encuesta, Michele Bonizzi.