Metepec. El 90% de la gente le tiene miedo a las abejas, sin embargo, el piquete de las obreras deja un veneno conocido como apitoxina, que además de fortalecer el sistema inmunológico, especialmente importante durante la pandemia por covid-19; mejora la movilidad y circulación sanguínea de personas con artritis, diabetes y cáncer, afirmó María del Rosario Velasco Lino, apicultora y apiterapeuta.
En Metepec, Estado de México, se ubica el apiario experimental de los Velasco Lino, que además de criar abejas realizan terapias con los piquetes de estos insectos.
”También nos llaman para recolectar enjambres”, porque 90% de la gente teme a las colmenas, afirmaron María del Rosario y José Luis Velasco Lira.
”Los bomberos de Toluca y personal de Protección Civil, quienes a veces me prestan sus escaleras, me llaman y recojo enjambres, procuro -si no me traigo a la abeja reina-, poner las larvas, es decir a los bebés, en otro (enjambre) donde son adoptados por otras reinas”, explicó Rosario.
En esta pandemia por covid-19 la apicultura urbana es una alternativa de auto empleo y de salud, porque “las colmenas están en el patio de la casa, en la terraza o en la azotea. La gente le tiene miedo al piquete de la abeja, cuando es muy saludable. Colocado en ciertas partes del cuerpo fortalece al sistema inmunológico”, señaló José Luis Velasco.
Tras haber estado hospitalizada por problemas bronquiales, “a los 50 años, estando sola, pensé que lo único que quería era mantener mi salud. Inicié este proyecto apícola, desde casa sin involucrar mucha gente. Hoy me doy cuenta que con esta labor conservas abejas, el equilibrio de la naturaleza con el servicio de polinización que ellas hacen, además de mejorar mi salud. Mi expectativa de vida son 100 años y lo voy a lograr gracias a las colmenas”, afirmó convencida la apicultora.
Hoy como experta maneja millones de insectos, pues en cada colmena hay hasta 80.000 abejas y una abeja reina puede poner 2.000 huevos al día.
Además se ha especializado como apiterapeuta para el tratamiento de diversas enfermedades a través de los piquetes de las obreras.
La apitoxina, que es el veneno que nos inyecta la abeja con su aguijón, tiene aproximadamente 53 elementos como la fosfolipasa, melitina, sacarosa y fructosa, que ayuda a fortalecer desde el núcleo a las células y puede servir para regenerarlas.
Además, renueva las células y estimula el sistema inmunitario, afirmó María del Rosario.
Para la artritis, por ejemplo “cada semana me pico con una abeja, para tener movimiento” y para el asma el piquete es en la garganta y en la nariz; además este veneno ha demostrado eficacia en la mejoría de pacientes con fibromialgia, que se han sentido mucho mejor; para la circulación en pacientes con pie diabético e incluso con cáncer; al reforzar el sistema inmune también es útil en la protección contra la influenza y el covid-19, como medicina alternativa”, añadió.
Con cuerpo cortado, los piquetes se pueden colocar en los lumbares, por ejemplo. Evidentemente, siempre va haber hinchazón ardor, enrojecimiento de la zona donde entró el aguijón y sube la temperatura en esa zona.
“Todo esto es la apiterapia, que también es una opción a los problemas respiratorios como influenza, por ello nosotros queremos alentar el uso de las abejas”, reiteró José Luis.
Las abejas tienen 100 millones de años en la tierra, y desde hace más de 2.000 ya se utilizaba la miel como un elixir de la salud. Un ejemplo son los griegos y los egipcios, que conservaban la miel en los sarcófagos de los faraones y reyes.