Berlín. Las inundaciones que han devastado esta semana zonas del oeste de Alemania y algunas regiones de Bélgica, Luxemburgo y Holanda tuvieron una magnitud sin precedentes. ¿A qué se debió este diluvio y por qué provocó tanta destrucción?
Acontecimiento meteorológico excepcional
“Masas de aire, cargadas de abundante agua, quedaron bloqueadas en altitud por temperaturas frías que las hicieron estancarse durante cuatro días en la región”, explica Jean Jouzel, climatólogo, exvicepresidente del IPCC, el grupo de expertos en clima de la ONU.
El resultado fueron precipitaciones intensas, entre el 14 y el 15 de julio, que alcanzaron “100 y 150 milímetros”, lo que equivale a dos meses de lluvias, según la Organización Meteorológica Mundial.
Si bien la región está acostumbrada a las fuertes lluvias, éstas fueron “excepcionales, tanto por la cantidad de agua vertida como por su violencia”, comenta Kai Schröter, hidróloga de la universidad de Postdam.
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¿Calentamiento global?
El debate es intenso. Varios responsables políticos europeos establecen claramente un vínculo entre ambos, pero la extrema derecha alemana refuta esta explicación y grita a la “instrumentalización”.
“Por el momento, no se puede decir con certeza que este acontecimiento esté relacionado con el cambio climático”, pero tales fenómenos extremos se hacen “más frecuentes y más probables” a causa del calentamiento, estima Kai Schröter.
El aumento de la temperatura del planeta incrementa mecánicamente la evaporación del agua de los océanos y ríos, lo que trae “mayores masas de agua a la atmósfera”, añade.
Este fenómeno puede aumentar el riesgo de precipitaciones intensas y violentas, precisa el investigador.
En términos más generales, los fenómenos meteorológicos extremos son más probables debido al calentamiento global, según el IPCC.
Cursos de agua poco protegidos
¿Por qué tantas víctimas? Las precipitaciones aumentaron súbitamente los caudales de pequeños ríos y afluentes de ríos, que no tenían la capacidad de soportar tal cantidad de agua y no estaban protegidos con orillas suficientemente altas.
“El Rin está acostumbrado a las inundaciones, el mayor problema son los pequeños ríos, los afluentes”, destacó el presidente de la región alemana de Renania del Norte Westfalia, Armin Laschet, el viernes.
“Los ríos grandes son más lentos y anchos, el agua sube más despacio y tenemos más tiempo para prepararnos, a diferencia de los pequeños ríos”, afirma Schröter.
¿Falta de preparación?
Algunos medios de comunicación alemanes y expertos cuestionan la falta de preparación de las autoridades, que no habrían alertado a la población con suficiente antelación.
“Los analistas (...) emitieron alertas y, sin embargo, las advertencias no fueron tomadas en serio y los preparativos resultaron insuficientes”, estima Hannah Cloke, profesora de hidrología en la universidad de Reading en el Reino Unido.
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Además, se señala la falta de sensibilización de la población que vive en las zonas inundables con respecto a estos riesgos.
“Algunas víctimas subestimaron el peligro y no respetaron dos reglas básicas durante las fuertes lluvias: evitar los sótanos donde entra el agua, y cortar inmediatamente la electricidad”, afirma Armin Schuster, presidente de la BBK, organismo público especializado en catástrofes naturales, en el diario Bild.
Decenas de muertos fueron encontrados en sus sótanos.
Revisar el urbanismo
Algunos expertos señalan el urbanismo y la creciente cantidad de cemento en los suelos del oeste de Alemania, centro económico de Europa.
“La urbanización, importante en estas regiones, jugó un papel importante (en la tragedia). ¿Habrían muerto tantas personas hace cuarenta años?”, se pregunta Jean Jouzel.
La artificialización de las tierras impide que el agua se infiltre en los suelos, que ya no desempeñan un papel de esponja, lo que aumenta los riesgos de inundaciones.