Madrid. Más de 150 migrantes entraron este viernes al enclave español de Ceuta, un día después del desembarco de medio millar en Grecia, muestra de la presión migratoria que persiste en el sur de Europa pese al descenso de las llegadas.
De madrugada, escondidos entre la niebla, 155 migrantes franquearon la valla de Ceuta, uno de los dos enclaves españoles al norte de Marruecos, las únicas fronteras terrestres entre África y la Unión Europea.
Los migrantes, en su gran mayoría de Guinea Conakry, “han escalado la valla, otros han roto una puerta” de la verja, señaló un portavoz de la delegación del gobierno,quien indicó también que 16 africanos y 12 guardias civiles que intentaban pararlos resultaron heridos.
Hacía más de un año que no había un salto tan numeroso en este enclave español, protegido por una valla con punzantes alambres de espinos. Desde principios de año, 671 accedieron a esta ciudad, especialmente escondidos en vehículos, cifra inferior a la registrada en el 2018.
El flujo parece haberse trasladado al este, a Grecia. El jueves, la isla de Lesbos, escenario principal del inicio de la crisis migratoria de Europa en el 2015, recibía en un solo día a medio millar de personas en diferentes embarcaciones.
Sin embargo, los movimientos no son comparables al 2015 cuando, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), llegó al continente un millón de migrantes, más de 970.000 por mar.
Este año, hasta el 28 de agosto, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) cifra en unas 46.500 a las personas que ingresaron por mar a Europa, por debajo de las registradas en el mismo periodo en años anteriores (68.000 en el 2018, 125.000 en el 2017 y 277.000 en el 2016).
También descendieron los muertos en su travesía por el Mediterráneo: 909 en el 2019 contra más de 1.500 en el mismo periodo del 2018.
Pero siguen siendo principalmente los países del sur de Europa quienes lidian con este fenómeno.
El jueves, la vicepresidenta del Gobierno español Carmen Calvo pidió más implicación del resto de Estados.
“Los Estados que no tienen fronteras marítimas tienen también que asumir este responsabilidad compartida”, reclamó desde el Congreso español.
A pesar del numeroso ingreso de este viernes, las entradas a Ceuta y Melilla, el otro enclave español en el norte de Marruecos, descendieron un 18% este año respecto al 2018. Lo mismo con las llegadas por mar, que bajaron un 42,5%.
Grecia bajo presión
De hecho, España, que en 2018 se convirtió en la principal vía de acceso Europa, se vio desplazada este año por Grecia, según la OIM.
Unos 540 migrantes, incluidos 240 niños, llegaron el jueves por la tarde a la isla de Lesbos a bordo de 13 botes procedentes de Turquía.
Fueron transferidos a un campamento en Moria donde hay “alrededor de 11.000 personas para una capacidad de solo 3.000”, denunció la ONG Médicos Sin Fronteras.
Un fuente diplomática griega, que quiso mantener el anonimato, señaló que Atenas informó a la Unión Europea (UE) sobre este “aumento sin precedentes” del número de migrantes.
El aumento de la presión sobre España en el 2018 y Grecia en la actualidad se explica en parte por el cierre de los puertos de Italia y Malta que han provocado el bloqueo en el Mediterráneo central de numerosos barcos humanitarios con personas rescatadas.
A principios de mes, el español Open Arms estuvo tres semanas esperando puerto hasta que la Justicia italiana ordenó el desembarco en Lampedusa de los migrantes rescatados por ese buque, que fueron repartidos entre cinco países europeos.
Ahora, otro barco italiano de la ONG Mediterranea Saving Humans se encuentra en una situación similar y lanzó este viernes una “nueva petición urgente” para conseguir un puerto seguro.
El barco acoge a 34 migrantes después de que 64 socorridos vulnerables, entre ellos mujeres y niños, fueran evacuados el jueves.
Su llamado llega en un limbo político en el país, con el primer ministro Giuseppe Conte apresurándose para formar un nuevo gobierno con el centroizquierda que podría dejar atrás la mano dura del ultraderechista Matteo Salvini con la inmigración.