París. Con el trasfondo de la guerra en Ucrania, que dificulta el comercio del trigo, el maíz y el girasol, los precios de los alimentos básicos batieron récords en el 2022, señaló este viernes la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
La invasión de Ucrania por parte de Rusia, quinto y primer exportador mundial de trigo, respectivamente, con 30% del suministro mundial, sumió desde febrero a los mercados alimentarios en una era de incertidumbre.
Pocos días después del inicio de la ofensiva rusa, el 24 de febrero, los precios mundiales de los alimentos alcanzaron en marzo sus "niveles más altos jamás registrados".
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En 2022, el índice de precios de los alimentos, que sigue la variación de los valores internacionales de una cesta de productos básicos, se estableció en 143,7 puntos de promedio, “es decir, un 14,3% más que el valor medio de 2021″, indicó la organización internacional.
El anterior récord se remontaba a 2011, cuando se produjo una crisis alimentaria y disturbios por el hambre en África, alcanzando un índice de 131,9 puntos. La invasión del granero de trigo de Europa puso de relieve las fragilidades y las dependencias, sobre todo de los países pobres, lo que provocó temores sobre una nueva crisis alimentaria mundial.
El peor escenario, con "huracanes de hambruna", como temía la ONU, se evitó gracias a la reanudación de las exportaciones ucranianas este verano, pero los precios seguirán altos en 2023, siempre en medio de una fuerte volatilidad.
“Los precios mundiales del trigo y el maíz alcanzaron niveles récords” en 2022, subrayó este viernes la FAO. En el mercado europeo, el trigo subió hasta 438 euros (463 dólares) por tonelada el 16 de mayo, después de haber comenzado el año en 270 euros (285 dólares). Con una volatilidad siempre anormal, se situó a finales de diciembre en torno a 315 euros (333 dólares), lo que representa un aumento de casi el 17% en un año.
Como Ucrania también es un importante productor de aceite de girasol, el valor medio del índice de precios de los aceites vegetales de la FAO también batió un récord a lo largo del año. Los precios de la carne y los productos lácteos, por su parte, alcanzaron “los niveles más altos anuales desde 1990″, según la agencia de la ONU.
Rusia como árbitro
El precio de los alimentos volvió a bajar en abril y disminuyó de manera constante durante los últimos nueve meses. El índice de la FAO de diciembre de 2022, con un promedio de 132,4 puntos, se redujo en un 1,9% en un mes e incluso descendió por debajo de su nivel de hace un año.
La tensión se redujo aún más en julio tras la firma de un acuerdo para reanudar las exportaciones de trigo ucraniano al Mar Negro. Un "corredor" duramente negociado bajo los auspicios de la ONU, que permitió sacar de los silos 15 millones de toneladas de cereales y semillas oleaginosas.
"Es bueno que los precios de los alimentos se calmen después de dos años muy volátiles", señaló Máximo Torero, economista jefe de la FAO, y añadió que es primordial "mantenerse en alerta y centrarse en mitigar la inseguridad alimentaria mundial."
Torero advirtió que los precios mundiales de los alimentos "siguen siendo altos, con muchos productos básicos próximos a niveles récords, precios del arroz en alza, y muchos riesgos asociados con el futuro suministro".
Las existencias mundiales de trigo son las más altas entre los exportadores, según la firma Agritel, pero el 35% se encuentran en Rusia, que ha cosechado más de 100 millones de toneladas de trigo y confirma así su posición de árbitro.
En diciembre de 2022, el índice de precios de los aceites vegetales se redujo en un 6,7% con respecto a noviembre, descendiendo a su nivel más bajo desde febrero de 2021.
El de los cereales disminuye un 1,9% con respecto al mes de noviembre, por una mayor disponibilidad de trigo tras las cosechas en el hemisferio sur y por una caída de los precios mundiales del maíz.