Un bebé de siete meses fue rescatado el sábado, luego de permanecer cinco días bajo los escombros de un edificio que se desplomó durante el terremoto de Turquía, el 6 de febrero.
De acuerdo con las autoridades, el menor pasó al menos 128 horas bajo los restos de la edificación en Hatay, provincia que limita con Siria. El hecho de que sobreviviera fue considerado un milagro y todavía se desconoce si sus padres sobrevivieron o no al incidente.
En la misma ciudad, el sábado también fue rescatado un adolescente de 13 años que estuvo atrapado durante cinco días bajo las ruinas de una construcción, según informó la agencia Anadolu.
Las autoridades turcas informaron de que en las últimas horas, los equipos de rescate locales y del extranjero consiguieron rescatar ocho personas, que pasaron seis días bajo los escombros.
Dos supervivientes fueron extraídos por un equipo de socorro conformado por especialistas de El Salvador. Se trató de una mujer de alrededor de 30 años y un menor de cinco, informó el presidente Nayib Bukele en Twitter.
El equipo de rescatistas salvadoreños, con el apoyo de rescatistas turcos, acaban de lograr el rescate de 2 sobrevivientes: una mujer y un niño, luego de más de 150 horas soterradas.
— Nayib Bukele (@nayibbukele) February 12, 2023
¡Un milagro!
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A pesar de que el epicentro del sismo fue en Turquía, el evento también repercutió en la vecina Siria y ambos países ya registran 38.905 fallecidos (29.605 en Turquía y 9.300 en Siria).
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Saldo de víctimas puede aumentar
Este domingo un nuevo convoy de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) llegó al noroeste de Siria desde Turquía, pero el jefe humanitario, Martin Griffiths, afirmó que se necesita más apoyo para las millones de personas que perdieron sus casas en el sismo de magnitud 7,8.
“Hasta ahora le hemos fallado a la gente del noroeste de Siria. Tienen derecho a sentirse abandonados, esperando una ayuda internacional que no ha llegado”, dijo Griffiths. “Mi deber y mi obligación es corregir este fracaso lo más rápido que podamos”, afirmó.
La situación se agrava en Siria, cuyo sistema de salud e infraestructura global están lastrados por más de una década de guerra civil. El convoy de este domingo, integrado por una decena de camiones transportando herramientas para rescate, además de mantas y colchones, cruzó por el paso fronterizo de Bab al Hawa desde Turquía, según un corresponsal de la AFP.
El sábado Griffiths advirtió desde Kahramanmaras, cerca del epicentro del sismo en Turquía, que el saldo de víctimas todavía podía aumentar considerablemente. “Es realmente difícil estimar de forma muy precisa, porque tienes que llegar debajo de los escombros, pero estoy seguro de que se va a duplicar o más”, afirmó Griffiths. “Es aterrador”, agregó.
En medio de un escenario devastador y un frío glacial, decenas de miles de socorristas locales y extranjeros trabajan entre las ruinas en busca de señales de vida.
Pero los temores por la seguridad de los equipos de socorristas obligaron a suspender algunas operaciones y decenas de personas fueron arrestadas en Turquía acusadas de realizar saqueos tras el sismo, según la prensa estatal. Un equipo israelí de voluntarios anunció el domingo que se retiró tras las “significativas” amenazas a su seguridad en Turquía.
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26 millones de afectados
En medio de las rudas condiciones del invierno, siguen registrándose casos milagrosos de personas encontradas bajo los escombros, pero los expertos advierten que las esperanzas de encontrar supervivientes disminuyen con cada día que pasa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que 26 millones de personas se vieron afectadas por el terremoto y lanzó un pedido urgente para recaudar $42,8 millones para financiar las necesidades de salud urgentes.
Según la agencia turca para situaciones de emergencia y desastres naturales, cerca de 32.000 personas están movilizadas en las operaciones de rescate, así como más de 8.000 rescatistas extranjeros.
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Pero en muchas zonas, los equipos carecen de sensores, lo que implica que su trabajo se reduce a excavar con cuidado los edificios derrumbados con palas o incluso con las manos desnudas.
Alaa Moubarak, director de Defensa Civil de Jableh, en el noroeste de Siria, dijo que no recibieron nuevos equipos en 12 años. “Si hubiéramos tenido este tipo de equipamiento, habríamos salvado cientos de vidas, quizás más”.
Crece la indignación
El gobierno en Siria anunció que aprobó la entrega de ayuda humanitaria a las zonas rebeldes fuera de su control en la provincia de Idlib y que el convoy debía salir el domingo, aunque luego fue pospuesto.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, urgió al Consejo de Seguridad a autorizar la apertura de más puestos fronterizos para enviar ayuda a las zonas rebeldes de Siria desde Turquía.
El paso de los días lleva también a la búsqueda de responsabilidades, especialmente en Turquía, donde la población arremete contra la lenta respuesta del gobierno y la mala calidad de los edificios tras el peor desastre en casi un siglo.
Las autoridades indicaron que más de 12.000 inmuebles quedaron destruidos o gravemente afectados por la sacudida y la Policía detuvo a 12 personas, entre ellas algunos promotores inmobiliarios, por el derrumbe de edificios.
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