Roma. El primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, pidió el lunes a todos los italianos "evitar los desplazamientos" en el territorio, prohibió las reuniones públicas y dispuso que los centros educativos permanezcan cerrados hasta el 3 de abril, para frenar la epidemia del nuevo coronavirus.
Pocas horas antes, el primer ministro, Giuseppe Conte, había formulado un llamado durante una conferencia de prensa a que los ciudadanos de todo el país permanezcan en sus casas.
“Voy a firmar un decreto que se puede resumir así: ‘Me quedo en casa’. (...) Toda Italia se convertirá en una zona protegida”, dijo."Toda Italia se convertirá en una zona protegida", afirmó Conte en un tono dramático, en una rueda de prensa en la sede del Gobierno en Roma.
"Habrá que evitar (los desplazamientos) en todo el territorio de la península, a menos que estén motivados por motivos profesionales justificados, por razones de necesidad o incluso por motivos de salud", explicó.
Las medidas no prevén "limitar el transporte público, a fin de garantizar la continuidad" de la actividad económica "y permitir a las personas ir a trabajar", precisó el primer ministro.
A esto "añadimos también la prohibición de las reuniones exteriores y en los locales abiertos al público", manifestó.
Conte les llamó la atención a los jóvenes que siguen reuniéndose socialmente mientras el virus continúa extendiéndose. “Esa vida nocturna... Ya no podemos permitirla”, manifestó.
Italy's Prime Minister Giuseppe Conte has announced that the whole of the country is being put on lockdown in an attempt to contain the #coronavirus outbreak.
— Sky News (@SkyNews) March 9, 2020
For the latest on #COVID19, click here: https://t.co/BnjqqFZLOz pic.twitter.com/hFF2zYmuMB
El cierre de las escuelas y universidades, inicialmente previsto hasta el 15 de marzo, estará vigente hasta el 3 de abril, agregó.
El gobierno ordenó también la suspensión del campeonato de fútbol. “Lo siento, pero los tifosi (aficionados) tienen que aceptarlo”, declaró Conte, sin precisar si la medida afecta a los partidos de competiciones europeas.
Italia es el segundo país más afectado por la epidemia COVID-19 después de China -donde surgió el nuevo coronavirus en diciembre-, con más de 9.000 casos, de ellos 463 muertos, según el último balance de este lunes.
Urgencia de cambio
“No hay tiempo que perder. Las cifras nos dicen que tenemos un aumento significativo de los casos de contagio, de personas hospitalizadas en cuidados intensivos y, desgraciadamente, también de personas fallecidas. Debemos cambiar nuestros hábitos. Tienen que cambiar ahora”, advirtió.
Por ello, "he decidido adoptar de inmediato medidas aún más severas, más fuertes", agregó el primer ministro.
Estas nuevas medidas draconianas están inscritas en un decreto que entrará en vigor el martes en toda Italia, de 60 millones de habitantes.
Las medidas amplían una zona de cuarentena (de unos 15 millones de personas) que Italia había impuesto el domingo para regiones del norte, incluida su capital económica, Milán, y la ciudad turística de Venecia.
Italia reportó 1.807 nuevos casos confirmados de covid-19 el lunes por la noche, para un total nacional de 9.172. La cifra de decesos en el país también se incrementó en 97 a 463, la mayoría de ellos personas de edad avanzada que padecían otros problemas de salud.
A pesar de registrar el mayor número de casos fuera de China, en Italia solo ha habido un cumplimiento superficial de las medidas con las que se pretende reducir el contacto social, las cuales incluyen el cierre de cines y teatros, y la prohibición de que los aficionados asistan a los partidos de fútbol. El gobierno amplió gradualmente las así llamadas zonas rojas.
Cerco sanitario
En un principio las restricciones al movimiento se aplicaban a 11 poblados en el norte del país con una población total de unas 50.000 personas, antes de que fueran ampliadas el domingo a toda la Lombardía y a 14 provincias en las regiones vecinas del Véneto, Piamonte y Emilia Romaña.
En el primer día hábil desde que el gobierno prohibió el movimiento en una amplia franja de territorio en el norte, el lunes reinó la confusión acerca de quién podía ir a dónde y bajo qué circunstancias.
Las calles de Milán, el centro financiero de Italia y la ciudad principal de Lombardía, se veían inusualmente tranquilas. Por primera vez se colocaron retenes en la principal estación ferroviaria de la urbe para examinar a los viajeros.
“Hasta hace unos días se pensaba que la alarma pasaría en algunas semanas, solo era necesario que siguiéramos las normas. Ahora necesitamos explicarles a los ciudadanos que la situación es muy, muy grave; nuestros hospitales están al borde del colapso”, afirmó Giorgio Gori, alcalde de la ciudad de Bérgamo en Lombardía, en declaraciones a la televisora estatal RAI.
La gente que circula dentro de la ciudad y en las provincias está sujeta a verificaciones para asegurar que tiene razones válidas para estar en la calle. Los que violen esta norma se arriesgan a ser encarcelados tres meses o a pagar multas de 206 euros.