La ciudad de Dubái se distingue por sus rascacielos, Venecia por su Gran Canal y góndolas, mientras que la capital del país asiático Turkmenistán, Asjabad, destaca por sus opulentos edificios de mármol blanco.
Tal ha sido el desarrollo de este tipo de construcciones, impulsadas por el régimen autoritario en el poder, que la ciudad registra desde marzo del 2013 el récord Guinness por poseer la mayor densidad de edificios cubiertos de mármol blanco en el mundo: 543 en total, lo que equivale a 4,5 millones de metros cuadrados.
Desde ese registro, la cantidad ha ido en aumento, pues las construcciones continúan.
La mayoría de edificios de este material, situados en el distrito de Berzengi, pertenecen al Estado, dentro de los cuales se encuentran universidades, embajadas, así como ministerios y entidades públicas.
Lujo en su máxima expresión
Según describe el diario español El País, la arquitectura de los inmuebles es lujosa, con un estilo neoclásico, algunas columnas son doradas y, en ciertos casos, tienen formas nada comunes.
Por ejemplo, el Ministerio de Educación se asemeja a un libro abierto y algunas paradas de buses son espacios cerrados con televisión y aire acondicionado.
¿De dónde saca dinero esta nación -que un día perteneció a la Unión Soviética- para estas edificaciones ostentosas?
El país dispone de los recursos, pues tiene la cuarta reserva más grande de gas en el mundo y produce petróleo.
Este tipo de despliegues de grandiosidad son muy comunes en Turkmenistán, pues sus líderes normalmente inauguran estatuas en su propio honor en las que el mármol es protagonista.
El año pasado, se erigió una gran estatua dorada en forma de caballo para reconocer al presidente Gurbangulí Berdimujammédov. En la estructura hay un jinete que representa al gobernante y tiene un pedestal de mármol.
Esta alcanza 21 metros de altura, según publicó la agencia Efe.
Pero, ahora no basta que las edificaciones estatales y los monumentos cuenten con este suntuoso componente, sino que se están extendiendo con el traslado de la población a la zona donde proliferan las construcciones de mármol.
De acuerdo con El País, parte de ello se debe a que el Gobierno está demoliendo los pocos barrios que tenían construcciones antiguas (con casas de una planta y de estilo ruso), para instalar forzosamente a sus habitantes en Berzengi, la región que rinde homenaje al mármol.
Igualmente, las empresas se están ubicando en esta zona en la que la 'modestia' no es precisamente la norma.