Glasgow. Emitir mucho menos gas metano y frenar la deforestación. Con estas grandes promesas para el 2030, los líderes de un centenar de países intentaron este martes impulsar las complicadas negociaciones que ahora empiezan en la conferencia de la ONU sobre el clima.
En el tercer día de la COP26 en la ciudad escocesa de Glasgow, los mandatarios, invitados a participar con la esperanza de que su presencia propulse un diálogo que se anuncia arduo, acordaron recortar en un 30% al final de esta década sus emisiones de metano.
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“Es uno de los gases que podemos reducir más rápidamente”, subrayó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, junto al presidente estadounidense, Joe Biden, recordando que este es responsable de “cerca del 30%” del calentamiento global acumulado desde la revolución industrial. El metano (CH4) tiene un efecto invernadero 80 veces más potente que el CO2 y sus fuentes, como las minas de carbón a cielo abierto y el ganado, han recibido relativamente poca atención hasta ahora.
El compromiso fue firmado por un centenar de naciones y Biden llamó a que “más países se sumen”. Sin embargo, pese al liderazgo de Estados Unidos y la Unión Europea y la inclusión de grandes productores de vacuno como Brasil y Argentina, solo representan un 40% de las emisiones mundiales de metano.
Destacan las ausencias de China, India y Rusia, tres de los cinco mayores emisores del planeta, y especialmente este última, gigante de la extracción de gas, con un elevado porcentaje de escapes de metano en sus gasoductos de distribución a Europa.
“El anuncio de hoy no alcanza la reducción del 45% que, según la ONU, es necesaria para mantener el calentamiento global por debajo de +1,5ºC”, lamentó Murray Worthy, responsable de la organización Global Witness. Argentina se sumó a la promesa enfatizando “el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas” entre países desarrollados, responsables de la inmensa mayoría de las emisiones en el último siglo, y países en desarrollo.
Asimismo, su presidente, Alberto Fernández pidió garantizar que esto no generará “nuevas formas de proteccionismos” contra su industria agroalimentaria y que el pago de parte de su enorme deuda externa se vincule a “las imprescindibles inversiones en infraestructura verde que Argentina necesita”.
Negociaciones complicadas
Cancelada el año pasado debido a la pandemia, la COP26 tiene como misión desarrollar el Acuerdo de París del 2015, que fijó como gran objetivo limitar el calentamiento del planeta a +1,5ºC. Sin embargo, las negociaciones se anuncian complicadas.
“Todavía queda un largo camino por recorrer”, advirtió el primer ministro británico y anfitrión de la conferencia, Boris Johnson, declarándose “prudentemente optimista” cuando los líderes empiezan a abandonar Glasgow y pasan el relevo a los negociadores, que deberán encontrar soluciones a temas muy divisivos como el funcionamiento del complejo mercado de carbono.
Buscando dar impulso, los jefes de Estado y de gobierno no solo prometieron emitir menos gases, sino también absorber más frenando y revirtiendo la deforestación y la degradación del suelo en el 2030.
“Nuestros bosques son también el modo en que la naturaleza captura el carbono, sacando el CO2 fuera de nuestra atmósfera”, afirmó Biden. “Tenemos que abordar esta cuestión con la misma seriedad que la descarbonización de nuestras economías”, agregó.
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Según la organización Global Forest Watch, solo en el 2020 la destrucción de bosques primarios aumentó un 12% respecto al año anterior pese al parón económico por la pandemia. Además, en Brasil, cuna del mayor pulmón del planeta, provocó un aumento de 9,5% en las emisiones de gases de efecto invernadero.
En este contexto, de Brasil a China, pasando por Rusia, Indonesia o la República Democrática de Congo, los líderes de más de cien países, que reúnen el 85% de los bosques del mundo, firmaron el martes la denominada Declaración de Glasgow.
Sus medidas incluyen respaldar actividades en los países en desarrollo como la restauración de tierras degradadas, la lucha contra los incendios forestales y la defensa de derechos de las comunidades indígenas.
Además, se financiarán con $12.000 millones de dinero público aportados por 12 países entre el 2021 y el 2025, más $7.200 millones de inversión privada por parte de más de 30 instituciones financieras mundiales.
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“Es muy importante ser neutros en carbono pero también es muy importante ser positivos con la naturaleza”, afirmó el presidente Iván Duque de Colombia, país ocupado al 52% por selva tropical y al 35% por tierra amazónica, que prometió declarar el 30% de su territorio como área protegida en el 2022.
Es ocho años antes de lo previsto, “porque tenemos que actuar ahora”, lanzó. Grupos ecologistas denunciaron como demasiado tardío el fin de la deforestación en el 2030 y Greenpeace lo tildó de “luz verde para otra década de destrucción forestal”.