Nongoma. Una inmensa muchedumbre visitó este sábado las tierras reales del país zulú con motivo de la coronación del rey del “pueblo del cielo”, el soberano tradicional más poderoso de Sudáfrica, en medio de una disputa sobre su legitimidad.
En este país con once lenguas oficiales, los soberanos y los líderes tradicionales son reconocidos por la Constitución. Reyes sin poder ejecutivo, ejercen una profunda autoridad moral y son venerados por su gente.
Misuzulu Zulu, de 47 años, también llamado Misuzulu kaZwelithini y cuyo nombre significa “reforzar al pueblo zulú”, sucede a su padre, Goodwill Zwelithini, fallecido el año pasado tras 50 años de reinado. Tiene dos esposas y al menos cuatro hijos.
Por la mañana, tropas de guerreros “amaButho”, formando unas impresionantes columnas repletas de azagayas y escudos forrados de piel, fueron llegando al palacio de mármol de e KwaKhangelamankengane, en Nongoma, una pequeña ciudad de la provincia de KwaZulu-Natal (KZN, sureste).
“Es un gran día, hacemos historia”, declaró a la AFP Bongani Khumalo, de 80 años y que forma parte de los regimientos de guerreros encargados de la protección del rey.
Bajo un sol abrasador, bailaron e imitaron la guerra durante horas, a la espera de ver aparecer al rey. En Sudáfrica viven once millones de zulúes, casi uno de cada cinco habitantes, lo que la convierte en la mayor etnia del país.
A las celebraciones también acudieron mujeres, ataviadas con trajes tradicionales y luciendo faldas plisadas y cinturones de perlas. Otras vestían ropas estampadas con la efigie del rey y la inscripción “Bayede” (“Saluden al rey”, en lengua zulú).
- Pueblo legendario -
Varias chicas jóvenes bailaron con el pecho al descubierto, colocándose por turnos en el centro de un corro de gente al ritmo de los cánticos de celebración, levantando las piernas en alto y zapateando sobre el polvoriento suelo.
Entre la multitud, los poetas del rey iban recitando la leyenda del pueblo guerrero y las cualidades del nuevo soberano.
La coronación tradicional tuvo lugar la pasada noche en el más absoluto secreto. Pasada la medianoche, el soberano entró en el “corral del ganado”, una especie de templo de la nación zulú en la que un número restringido de hombres se comunican con los ancestros. Solo un puñado de personas sabe lo que ahí ocurrió.
“Hoy el rey será reconocido por toda la nación zulú”, explicó a la AFP su hermana, la princesa Ntandoyesizwe Zulu, de 46 años, tratando de hacer caso omiso a la disputa que envenena el palacio desde hace más de un año.
La primera esposa del difunto rey y su clan han cuestionado la legitimidad de Misuzulu Zulu, hijo de la tercera esposa del rey, su favorita. El sábado presentaron un recurso de último minuto para intentar impedir la coronación, en vano.
Y de repente, en medio del ruido, por fin apareció: vestido con un espectacular traje de plumas negras ajustado con un cinturón, portando una lanza y un escudo, Misuzulu Zulu se unió a los guerreros. Entonando cánticos en voz baja, estos le juraron lealtad y protección.
“¡Tenemos nuestro rey!”, lanzó Sinenhlanhla Msweli, de 29 años, en medio de la multitud.
Más tarde, el monarca declaró ante su pueblo: “la nación zulú comienza hoy un nuevo capítulo. Prometo trabajar para unirla”.
En los próximos meses, el presidente Cyril Ramaphosa sellará el caso de la coronación reconociendo formalmente al nuevo rey zulú, que, además del trono, hereda una fortuna considerable.
El rey zulú posee numerosas tierras gestionadas por un fondo del que es el único administrador. En su haber tiene unos 30.000 km2, un tamaño similar a Bélgica, y casi 1.500 propiedades.
Conocido por su fastuoso estilo de vida, su padre percibía unos 75.000 dólares anuales para sus gastos personales, además de un presupuesto de 4,2 millones de dólares para el funcionamiento del reino, según un baremo publicado en el diario oficial.