Moscú. La corresponsal televisiva rusa Zhanna Agalakova contempló durante años en el extranjero la deriva del gobierno de Rusia hasta que la invasión de Ucrania la llevó a dimitir y a quedarse en París, desde donde denuncia la “propaganda” del régimen.
Desde la manipulación de noticias hasta las constantes referencias al “nazismo” ucraniano, la periodista aseguró en una rueda de prensa organizada por Reporteros sin Fronteras (RSF) que el gobierno de Vladímir Putin está mintiendo a los ciudadanos rusos. “Quiero que Rusia me oiga, que la gente aprenda a reconocer la propaganda, que dejen de ser zombis”, explicó Agalakova durante la rueda de prensa el martes.
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“He dudado mucho” antes de tomar la palabra, “pero creo que no me queda otra opción”, añadió con lágrimas en los ojos. ¿Por qué ahora y no antes de la guerra en Ucrania? “A lo largo de mi carrera he aceptado cosas”, explicó, pero la invasión “fue una línea roja”, aseguró.
A mediados de marzo otra periodista televisiva, Marina Ovsiannikova, causó sensación dentro y fuera de Rusia al irrumpir durante la transmisión del noticiero de gran audiencia de Pervy Kanal con una pancarta en la que denunciaba la ofensiva y también la “propaganda” del régimen de Putin.
“En los últimos días estamos presenciando turbulencias dentro de esos medios propagandísticos”, afirmó el secretario general de RSF, Christophe Deloire, que declinó sin embargo analizar su impacto dentro de Rusia. Corresponsal en París de Pervy Kanal, Agalakova manifestó que dimitió el 3 de marzo, una semana después de la invasión de Ucrania.
Los medios de comunicación rusos “solo transmiten el punto de vista del Kremlin”, añadió. “Nuestros noticieros no muestran lo que pasa en el país. Solo se muestra al líder del país, lo que ha comido, a quién le dio la mano, incluso a torso desnudo. Pero no sabemos si está casado, si tiene hijos” añadió la periodista.
La obsesión de la guerra
“El poder intenta ahogar a los medios independientes”, agregó. Para justificar la invasión, “el gobierno utiliza unos resortes extremadamente sensibles para los rusos”, explicó, en alusión al recuerdo de la Segunda Guerra Mundial y los 27 millones de soviéticos que perecieron en el conflicto contra la Alemania nazi.
“Cuando en Rusia se oye la palabra nazi solo se tiene una reacción: ‘hay que acabar con eso’. Es una manipulación, una enorme mentira”, criticó la periodista. El propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha rechazado esas acusaciones y recordado repetidas veces que es judío.
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Agalakova no trabaja en su país desde el 2005. Ese año empezó su singladura como corresponsal en el exterior, primero en París, luego en Nueva York en el 2013 y de regreso a la capital francesa. “Pensaba que al explicar la vida en Europa, en particular en París, podía evitar ser una propagandista”, indicó.
La periodista detalló en particular su experiencia en Estados Unidos, cuando se produjo la invasión rusa de la península de Crimea, en el 2014. “No estaba al margen de la propaganda. Solo debía explicar cosas negativas de Estados Unidos, como por ejemplo los niños adoptados maltratados”, explicó.
“No mentí, cada hecho era real. Pero si tomas hechos reales y los mezclas, acabas con una gran mentira”, reconoció. “Muchos periodistas, productores y personas que trabajan en los medios de comunicación (rusos) piensan como yo”, añadió.