Tokio. Japón tiene previsto iniciar este jueves el vertido al mar de más de un millón de litros de agua procedente de la planta nuclear de Fukushima, la cual fue destruida por un masivo terremoto y un tsunami en 2011.
Tanto el gobierno de Tokio como expertos internacionales argumentan que esta operación no representa ningún peligro, debido a que el agua fue tratada y el proceso se llevará a cabo de forma gradual. Sin embargo, algunos países vecinos, en particular China, expresaron su preocupación.
¿Por qué se vierte en el océano?
La central de Fukushima Daiichi genera en promedio más de 100.000 litros de agua contaminada al día. Esta agua proviene de lluvias, capas subterráneas o inyecciones necesarias para enfriar los reactores.
El agua es recuperada, filtrada y almacenada en el recinto de la planta, pero las capacidades disponibles están casi al límite.
Desde 2011, la operadora Tepco acumuló más de 1,3 millones de toneladas, lo que equivale a la capacidad de casi 540 piscinas olímpicas, de agua en enormes cisternas.
Después de años de reflexión, Japón optó en 2021 por descargar el agua en el mar a través de un conducto submarino construido especialmente para esta operación.
Este proceso, en el cual se verterán al mar un máximo de 500.000 litros al día, será supervisado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y se llevará a cabo hasta 2050. El OIEA aprobó el plan nipón en julio.
¿No existe peligro alguno?
El agua es tratada mediante un proceso de filtración conocido como el “Sistema Avanzado de Tratamiento de Líquidos” (ALPS).
Este sistema permite eliminar la mayor parte de las sustancias radiactivas, con la excepción del tritio, para el cual se requiere otro tipo de tecnología.
El tritio es un radionucleido presente de forma natural en el agua de mar y tiene un impacto radiológico mínimo.
Si se inhala o ingiere, puede presentar riesgos, pero solo en dosis muy altas, según indican los expertos.
Tepco planea diluir el agua con tritio para reducir su nivel de radioactividad a un nivel muy por debajo del umbral de peligro.
Durante décadas, las centrales nucleares y las plantas de procesamiento de residuos nucleares han liberado tritio en el agua de forma regular, recordó a esta agencia Tony Hooker, especialista en radiación de la Universidad de Adelaida (Australia).
“No hemos identificado ningún impacto en el medio ambiente o la salud”, subrayó.
¿Quién está preocupado y por qué?
No obstante, el plan del gobierno japonés genera inquietud. La ONG ecologista Greenpeace acusó a las autoridades de minimizar los riesgos de radiación.
Los pescadores japoneses también temen que esto afecte la imagen de sus productos.
Por ejemplo, China prohibió en julio la importación de productos alimentarios de diez prefecturas japonesas e impuso controles de radiación a los productos del resto del archipiélago.
Para Pekín, el plan japonés es “extremadamente egoísta e irresponsable”. Lo considera un intento de utilizar el océano Pacífico como si fuera una “cloaca”.
Por su parte, Corea del Sur no rechaza el plan japonés. Sin embargo, tanto la oposición como la población están preocupados.
Ya se produjeron manifestaciones en contra en el país, y algunos ciudadanos, alarmados, almacenaron sal marina por temor a que el agua de la que se obtiene termine contaminada.
¿Qué hace Japón para tranquilizar?
Tanto el gobierno japonés como la operadora Tepco estuvo tratando de convencer a los escépticos durante meses.
Organizaron visitas a la central de Fukushima, sesiones de información técnica y retransmisiones en directo en YouTube de un experimento en el que peces nadan en cuencas de agua tratada y diluida.
Además, Tokio está luchando contra la desinformación en línea que rodea al proyecto.