Roma. Las tres víctimas chilenas de abusos sexuales cometidos por el sacerdote Fernando Karadima pidieron al papa Francisco “acciones ejemplares” contra abusadores y encubridores que han desacreditado a la Iglesia católica en todo el mundo.
“Esperamos que el Papa transforme en acciones ejemplares y ejemplificadores sus cariñosas palabras de perdón. De no ser así, todo será letra muerta”, advirtieron en un comunicado conjunto leído durante una conferencia de prensa celebrada en la sede de la prensa extranjera.
Las tres víctimas chilenas, Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, quienes pasaron cuatro días en el Vaticano por invitación del papa argentino, reconocieron que en esos días vieron “el rostro amigable de la Iglesia, totalmente diferente al que conocimos antes”, cuando eran tratados como “enemigos”, dijeron.
Decidido a reparar sus “graves” errores de apreciación en los casos de abusos sexuales en la iglesia de Chile, Francisco “escuchó” por varias horas el drama de las víctimas, y pidió “perdón” a los tres en forma individual a nombre de Iglesia y personal.
Francisco prometió tener en cuenta sus sugerencias para luchar contra ese fenómeno, que ha desacreditado la iglesia en todo el mundo, según adelantó Cruz.
“Hablamos mucho, sugerimos muchas cosas. Dijo que iba rezar, a pensar y a tomar decisiones a corto y largo plazo”, explicó Cruz, de 54 años, periodista residente en Estados Unidos, quien se ha convertido en un emblema en todo el mundo de la lucha contra los abusos sexuales de sacerdotes a menores.
“Pedimos al Papa que no le tiemble la mano para castigarlos, no por haber cometido un pecado sino por haber cometido un crimen, un crimen contra la sociedad”, declaró con tono claro y fuerte Murillo, el más joven de todos, de 43 años, quien trabaja con menores víctimas de abusos.
No se excluye que entre las medidas que el Papa tome figure la sustitución de varios prelados y sobre todo el aislamiento de cardenales para abrir una nueva era de la iglesia chilena, consciente del daño causado a la ya deteriorada imagen de la institución en ese país latinoamericano.
“Para mí el mayor daño no fue el causado por Karadima sino por el cardenal Javier Errázuriz, que encubrió por más de cinco años a ese cura. Él es realmente un criminal”, clamó indignado Hamilton, al responder a la pregunta de un periodista.
Interrogados sobre si les gustaría que en Chile se abra un proceso penal por pedofilia como el iniciado en Australia contra el cardenal George Pell, la respuesta fue clara: “Nos encantaría (un proceso) contra Errázuriz, lo mismo que contra (el cardenal Ricardo) Ezzati. Todos a la cárcel por encubrir”, dijo Hamilton.
Francisco se comprometió desde su llegada al trono de Pedro a luchar contra la pederastia y puso en marcha una comisión para la protección de la infancia de la que formaron al inicio algunas víctimas que abandonaron luego por polémicas internas.
Pese a esos gestos, las asociaciones de víctimas consideran que la jerarquía de la Iglesia no está haciendo todo lo posible para impedir que sacerdotes abusen sexualmente de menores de edad en todo el mundo.
Grupo de activistas han pedido en diferentes ocasiones al papa Francisco tomar medidas más duras para romper con la cultura del silencio y la difamación que por décadas reinó dentro de la Iglesia frente a los abusos sexuales.
Indignación
La invitación a las tres víctimas surgió tras la ola de indignación en Chile que generó el Papa cuando, en ocasión de su visita en enero, puso en duda las denuncias contra Karadima y en particular contra el actual obispo Juan Barros.
“Al Papa le repetí lo que había escrito en una carta del 2015: que Barros veía cuando nos abusaban. Creo que ahora lo tiene claro”, añadió Cruz, quien considera que el Papa estaba mal informado.
“Yo también fui parte del problema”, dice Cruz que le confesó el Papa tras pedirle perdón.
En una carta pública a inicios de abril el papa argentino reconoció que se había equivocado y que había sido mal informado sobre las denuncias de las víctimas chilenas, un gesto inédito para un pontífice.
Karadima, carismático director espiritual de la parroquia del Bosque, encargado de formar a las clases altas chilenas, fue condenado en el 2011 por haber abusado sexualmente de niños y adolescentes mientras dictaba sus clases espirituales entre 1980 y 1990.
Más de medio centenar de sacerdotes fueron formados por él, entre ellos varios obispos.
Como ocurrió en el 2002 con Juan Pablo, cuando estalló el escándalo de pedofilia en la iglesia de Estados Unidos y en el 2010 con Benedicto XVI con la de Irlanda, Francisco ha convocado para mediados de mayo a la jerarquía de la iglesia chilena, tras lo cual va a tomar “medidas”, según adelantó el mismo pontífice.