Teherán. Irán inició el uso de nuevas centrifugadoras para “aumentar fuertemente” la producción de uranio muy enriquecido, según un informe confidencial del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) consultado el viernes por esta agencia.
El documento indica que el cambio en la planta nuclear de Fordo incrementará significativamente la tasa de producción de uranio enriquecido al 60%. Según cálculos mensuales, esta producción podría superar siete veces los 4,7 kg alcanzados en el período del informe anterior registrado por la agencia nuclear de la ONU.
El OIEA solicitó a Irán proporcionar con urgencia garantías “técnicamente creíbles” de que la instalación no se utiliza para producir uranio con un nivel de enriquecimiento superior al declarado y que no existe desvío de material nuclear.
En noviembre, Irán había anunciado la puesta en marcha de nuevas centrifugadoras avanzadas como respuesta a una resolución del OIEA que criticaba al país por su falta de cooperación en el ámbito nuclear. Estas centrifugadoras enriquecen uranio transformado en gas, haciéndolo girar a alta velocidad, lo que permite aumentar la proporción de materia isotópica fisible (U-235) para distintos usos.
Behruz Kamalvandi, portavoz de la Organización de Energía Atómica de Irán, declaró que estas medidas están relacionadas con el enriquecimiento de uranio. La decisión de acelerar la producción es un “mensaje claro”, reaccionó Rafael Grossi, jefe del OIEA, quien afirmó en Baréin, durante el Foro de Diálogo de Manama, que esta medida responde a lo que Irán considera “presiones”.
Irán defiende su derecho a desarrollar energía nuclear con fines civiles y niega estar buscando un arma atómica, aunque su programa nuclear sigue en expansión. Según el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), los Estados signatarios están obligados a declarar y poner sus materiales nucleares bajo el control del OIEA.
En 2015, Irán y las potencias mundiales firmaron un acuerdo que ofrecía alivio a las sanciones internacionales a cambio de garantías de que no desarrollaría un arma nuclear. Sin embargo, Estados Unidos abandonó el acuerdo en 2018, durante el mandato de Donald Trump, y restableció fuertes sanciones contra Teherán. En represalia, Irán incrementó sus reservas de materiales enriquecidos y elevó el umbral de enriquecimiento al 60%, cerca del 90% necesario para fabricar un arma atómica y lejos del 3,67% establecido en el acuerdo original.