París. Detrás del indiscutible poder del ayatolá Ali Jamenei hay una lucha de facciones. El mando iraní está lejos de ser monolítico y existe un debate intenso entre bastidores sobre la política a adoptar ante Israel y Estados Unidos, entre la negociación y la fuerza.
El guía supremo aseguró el viernes que sus aliados, como el movimiento palestino Hamás y el grupo libanés Hezbolá, no darán marcha atrás en su guerra contra Israel, su archienemigo, al que “no le queda mucho tiempo”.
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Sin embargo, el presidente Masud Pezeshkian, reformista, instó en septiembre a la ONU a restablecer el acuerdo internacional de 2015 sobre el programa nuclear iraní, del cual se retiró Estados Unidos en 2018, durante el mandato de Donald Trump.
Se trata de dos posturas que, según expertos consultados por AFP, revelan disonancias subyacentes en la dirigencia iraní.
“Pese a su naturaleza autoritaria, la República Islámica siempre ha tenido facciones discrepantes sobre cómo debe interaccionar [el país] con el mundo exterior”, declaró a AFP Behnam Ben Taleblu, experto en Irán de la Fundación para la Defensa de la Democracia (FDD), de Washington.
Explicó que el presidente “no controla ni define la política de seguridad. Él está allí para proponer un cambio de estilo, pero no de sustancia”.
Pierre Razoux, director académico de la Fundación Mediterránea de Estudios Estratégicos (FMES), aseguró que, ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), “Pezeshkian obviamente tuvo luz verde del guía para proponer a Estados Unidos una gran negociación y poner todo sobre la mesa, incluido el tema nuclear”.
Pero en el pulso con Israel, “si los iraníes llegan a la conclusión de que no pueden garantizar su disuasión sin armas nucleares, cruzarán el umbral” de pasar a tener una bomba atómica.
“Retirada táctica”
Las fricciones son reales entre el presidente moderado electo en julio y los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico del régimen que está a cargo de su supervivencia e influencia regional con el apoyo de sus aliados Hamás, Hezbolá, las milicias iraquíes y sirias, y los rebeldes hutíes de Yemen.
El guía escucha y orienta, y en caso de no haber consenso, resuelve con su autoridad.
“Jamenei toma sus decisiones tras consultar con los miembros del Consejo Nacional Supremo”, o reúne a todas las corrientes del poder, analiza Eva Koulouriotis, especialista independiente en la región.
Pero los argumentos de unos y otros evolucionan según los acontecimientos, como ocurrió con la ofensiva israelí que, tras destruir la Franja de Gaza para desarmar a Hamás, se cobró la vida de su jefe político, Ismail Haniyeh, en julio en Teherán.
Inicialmente “Jamenei apoyó una retirada táctica siguiendo a los reformistas”, señaló la especialista griega.
Pero cuando Israel mató en septiembre en Beirut al carismático jefe de Hezbolá, Hasán Nasralá, diezmando la dirigencia del movimiento, el guía consideró que la prudencia había fracasado.
“Adoptó entonces la opinión de los conservadores de los Guardianes de la Revolución, que le habían exigido responder al asesinato de Haniyeh”, sostuvo Koulouriotis.
Eso explica el reciente lanzamiento de 180 a 200 misiles iraníes contra Israel.
“Decenas de horas de reuniones”
Pero Hezbolá no es un simple aliado: representa el principal activo de Teherán, con un poderoso arsenal de drones, cohetes y misiles de distinto alcance, además de 100.000 combatientes.
Algunos expertos afirman que su arsenal de misiles de largo alcance es para defender las instalaciones nucleares iraníes.
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“Frente a las repetidas debacles del régimen iraní en el exterior, en especial la pérdida de la joya que es Hezbolá, considerado el eje de su política exterior, el ala radical logró convencer al guía supremo de la necesidad de restablecer la credibilidad de Irán”, resumió Hasni Abidi, analista argelino y director del Centro de Estudios sobre el Mundo Árabe y Mediterráneo en Ginebra.
Por eso es difícil trazar la estrategia iraní de meses y años venideros: depende simultáneamente de las dinámicas regionales, de la capacidad de presionar de las grandes potencias y de las luchas internas iraníes.
Al final es Jamenei el que decide, de ahí la incertidumbre que persiste y que pone a las cancillerías a hacer conjeturas.
“Hubo sin duda decenas de reuniones, de análisis, antes de decidir las modalidades de los ataques contra Israel” de inicios de la semana, consideró Razoux.
“Algo así como un campeón de ajedrez que estudia con su equipo todas las opiniones y aperturas posibles antes de jugar”, explicó.