Jerusalén. Israel conmemoró este lunes el primer aniversario del ataque más mortífero de su historia reciente, y el primer ministro, Benjamin Netanyahu, prometió que las guerras que libra contra Hamás en Gaza y Hezbolá en Líbano evitarán otro 7 de octubre de 2023.
Las brigadas Ezedin al Qassam, el brazo armado del movimiento islamista palestino, afirmaron que quieren librar una “larga batalla de desgaste” contra Israel, un año después de su letal ataque contra ese territorio, que desató la guerra en la Franja de Gaza.
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Mientras Israel se reunía en torno a las familias afligidas y a los parientes de los rehenes retenidos en Gaza, Hamás reivindicó disparos de cohetes lanzados desde el territorio palestino.
El movimiento libanés Hezbolá, aliado del grupo palestino, también disparó 135 proyectiles contra el Estado hebreo, según el ejército israelí, que también dijo haber interceptado un misil desde Yemen.
El cuerpo armado, por su parte, lanzó decenas de bombardeos contra el sur de Gaza y contra Hezbolá en Líbano, donde el movimiento chiita, respaldado por Irán, dijo que Israel debía ser “eliminado”.
En Israel, una multitud emocionada inició las ceremonias de conmemoración en Reim, el lugar del festival de música Nova donde al menos 370 personas murieron el 7 de octubre, con un minuto de silencio.
“El dolor no desaparece, al contrario, solo se intensifica”, dijo Doron Journo, un hombre cuya hija Karin, de 23 años, murió en el acto.
En total, en los ataques murieron 1,206 personas, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en cifras oficiales israelíes. Los islamistas capturaron además a 251 personas, de las cuales 97 siguen cautivas en Gaza y 34 de ellas habrían muerto, según el ejército.
En respuesta, Israel prometió destruir a Hamás y lanzó una implacable ofensiva en Gaza, donde ya murieron al menos 41,909 personas, en su mayoría civiles, según el Ministerio de Salud del territorio, gobernado por el grupo islamista desde 2007 y cuyos datos son considerados fiables por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Situación de los rehenes es “muy difícil”
La situación de los rehenes israelíes retenidos en Gaza es “muy difícil”, subrayó el portavoz del brazo armado de Hamás, Abu Obeida. “Decimos (a los israelíes) que habrían podido recuperar vivos a todos sus rehenes hace un año”, añadió.
Un total de 105 rehenes fueron liberados a cambio de 240 presos palestinos, durante la única tregua que se logró entre ambos bandos y que duró una semana a finales de noviembre.
Tras haber debilitado a Hamás en Gaza, Israel anunció a mediados de septiembre que desplazaba el grueso de sus operaciones hacia el norte, en la frontera libanesa, donde Hezbolá abrió el 8 de octubre de 2023 un frente en apoyo al grupo palestino.
Pero la guerra en Gaza y Líbano también va acompañada de una escalada entre Israel e Irán, aliado de Hamás y Hezbolá. Israel amenaza con tomar represalias tras el lanzamiento de 200 misiles el pasado 1 de octubre contra su territorio, desatando temores de una gran guerra regional.
Irán ensalzó el lunes el ataque del 7 de octubre como “un giro en la historia” del combate de los palestinos contra Israel.
En Jerusalén, Netanyahu dijo que Israel estaba “obligado a devolver” a los rehenes. Más tarde, afirmó que Israel estaba cambiando “la realidad” sobre el terreno para que no haya más ataques como el del 7 de octubre.
El jefe de la agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, denunció a su vez el “sufrimiento indescriptible” de los rehenes de Gaza.
Gaza es un “cementerio”
Lazzarini también subrayó que la guerra había reducido Gaza a un “mar irreconocible de escombros y un cementerio para decenas de miles de personas”.
Zonas enteras del territorio quedaron reducidas a escombros y la casi totalidad de sus 2.4 millones de habitantes se han visto desplazados.
El 9 de octubre de 2023, dos días después de lanzar su ofensiva, Israel impuso un asedio “completo” al territorio de 360 km².
La guerra se desató después de que comandos de Hamás infiltrados desde Gaza ingresaron al sur de Israel.
El grupo, catalogado como organización “terrorista” por Estados Unidos, la Unión Europea y el Estado hebreo, utilizó explosivos y excavadoras para traspasar la barrera que rodea el territorio palestino y mató indiscriminadamente en kibutz, bases militares y en el sitio del festival Nova.
Los dirigentes de las potencias occidentales han insistido repetidamente en el derecho de Israel a defenderse, a la vez que han reafirmado el derecho de los palestinos a un Estado propio y la necesidad de poner fin a la ocupación israelí de los territorios palestinos.
En Líbano, más de 400,000 personas huyeron hacia Siria desde el 23 de setiembre, día en que Israel y Hezbolá entraron en guerra abierta, informaron las autoridades libanesas.
Israel anunció el lunes bombardeos “importantes” contra Hezbolá en el sur de Líbano e indicó que había enviado refuerzos para apoyar a las dos divisiones ya desplegadas allí.
Un ataque aéreo israelí mató a diez bomberos en esa zona, informó el Ministerio de Salud libanés.
Hezbolá dijo que apuntó contra soldados israelíes en el sur del país y que disparó cohetes contra localidades y posiciones militares en el norte de Israel.
Desde octubre de 2023, más de 2,000 personas han muerto en Líbano, de las cuales más de un millar desde que se intensificaron los bombardeos israelíes en septiembre, según las autoridades. Cerca de 1.2 millones de personas se han visto desplazadas.
Israel prometió luchar contra Hezbolá hasta la “victoria”, para permitir el regreso a las regiones fronterizas del norte de los 60,000 habitantes desplazados por los disparos transfronterizos.