
Buenos Aires. AP y AFP. El exgeneral Jorge Rafael Videla, líder de una junta militar que mató a miles de argentinos durante una guerra sucia para eliminar a los llamados “subversivos” y en muchos casos arrojó los cadáveres al mar, falleció ayer en la cárcel donde cumplía cadena perpetua por delitos de lesa humanidad.
Videla, de 87 años, fue hallado sin vida en su celda de la penitenciaría de Marcos Paz. El juez federal de la localidad Morón, Juan Pablo Salas, dispuso que le sea practicada una autopsia en la Morgue Judicial de Buenos Aires.
El exdictador fue el primer gobernante de facto del régimen, entre 1976 y 1981, cuando fueron secuestrados y desaparecidos la gran mayoría de los 30.000 opositores, según organismos humanitarios, mientras unos 500 niños fueron robados a sus padres, que se encontraban en cautiverio.
Videla cumplía tres condenas: había sido sentenciado a prisión perpetua en 1985, mientras en 2010 un tribunal federal de la ciudad de Córdoba le dictó la misma pena como responsable de los delitos de imposición de tormentos, homicidio calificado y tormentos, seguidos de muerte de 31 disidentes.
También cumplía una condena a 50 años por el robo de hijos de personas desaparecidas por los militares a su mando y que luego eran entregados a familias afines al régimen militar de 1976-1983.
Al morir, estaba siendo juzgado por un tribunal federal junto a más de 20 imputados por violaciones a los derechos humanas cometidas en el marco del Plan Cóndor, como se denominó al acuerdo que sellaron en los años setenta las dictaduras suramericanas para perseguir a opositores políticos en la región.
También estaba procesado en otras nueve causas que todavía no se elevaron a juicio oral.
Reacciones. Políticos, dirigentes de organizaciones humanitarias y víctimas coincidieron en resaltar que el exgobernante de facto haya muerto en prisión condenado a las penas máximas por violación a los derechos humanos, aunque lamentaron que se haya negado siempre a dar información sobre los desaparecidos.
Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo, la organización que busca a cientos de niños robados en la dictadura, dijo a la prensa: “No hay alegría porque la muerte no es alegría y no es costumbre nuestra festejar estos acontecimientos”. Pero, continuó, “deja la faz de la Tierra un hombre deshumanizado, sin escrúpulos” que ideó “un plan de exterminio” y “sigue jactándose de lo que hizo”.
El exgeneral fue destituido de su cargo militar por la justicia civil, a la que nunca reconoció, como ocurrió en su última aparición pública el martes pasado ante un tribunal.
“Como lo hiciera antes, quiero manifestar que este tribunal carece de competencia y jurisdicción para juzgarme”, dijo Videla en el proceso por el Plan Cóndor.