El Departamento de Justicia estadounidense abrió una investigación formal sobre “posibles revelaciones no autorizadas” por parte de la Casa Blanca en relación con la identidad de una agente encubierta de la CIA.
Esta investigación se realiza en el marco de una aguda polémica acerca de las justificaciones de la guerra en Iraq. El Departamento de Justicia pidió a los funcionarios de la Casa Blanca que colaboren plenamente con los fiscales a cargo de la investigación.
El presidente estadounidense, George W. Bush, acogió favorablemente la decisión del Departamento de Justicia, afirmó su intención de encontrar el origen de la fuga de información dentro de su gobierno y advirtió que si se hallaba a un responsable se tomarían “las medidas apropiadas”.
“Si alguien ha entregado informaciones clasificadas secretas, lo quiero saber”, declaró Bush a la prensa al final de una reunión con empresarios en Chicago.
Esta polémica pone al gobierno de Bush a la defensiva en momentos en que su política respecto a Iraq es duramente criticada y que la oposición demócrata se muestra cada vez más combativa al faltar solo un año para las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
La Casa Blanca negó el lunes haber revelado el nombre de una agente secreta para vengarse de su esposo, el exdiplomático Joseph Wilson, quien puso en duda afirmaciones del gobierno de Bush contra Iraq.
En febrero del 2002, la CIA encargó a Wilson, exembajador en Gabón y en Iraq, investigar informaciones sobre los intentos del expresidente iraquí Sadam Husein para adquirir uranio enriquecido en Níger.
Luego de una misión en ese país, Wilson concluyó que esas acusaciones no tenían ninguna base real. Sin embargo, un año después (en enero pasado) Bush las utilizó como argumento para justificar la guerra en Iraq.
En julio, Wilson contradijo públicamente las afirmaciones del gobierno en una crónica titulada “Lo que no encontré en Níger”, que publicó el diario The New York Times .
La Casa Blanca, para vengarse de Wilson, habría divulgado información secreta a la prensa, que sostenía que su esposa, Valerie Plame, trabaja para la CIA y que le habría ayudado a conseguir la misión a Níger.
Wilson, que se niega a confirmar el empleo de su esposa, sospecha del propio asesor político del presidente Bush, Karl Rove, de ser el autor de la fuga de información secreta, según varios medios.
El vocero de la Casa Blanca, Scott McClellan, calificó el lunes esas sospechas de “ridículas”.
Parcialidad
Miembros del Partido Demócrata instaron a abrir una investigación independiente para esclarecer la presunta fuga de información, alegando que una pesquisa del Departamento de Justicia podría ser parcial.
“La única forma de que se pueda confiar en (el resultado) de este tipo de caso (...) es que el Departamento de Justicia elija a un fiscal especial. Tienen el poder para hacerlo, y creo que deben hacerlo”, sostuvo el senador Carl Levin.
“Si el Departamento de Justicia realiza la investigación, esta permanecerá a fin de cuenta bajo la autoridad de John Ashcroft. Aunque (Ashcroft) realice una investigación exhaustiva, surgiría un probable conflicto de intereses y nadie confiará en su profundidad”, dijo el senador Charles Schumer.
La Casa Blanca rechazó cualquier intento de una investigación independiente, y afirmó que el Departamento de Justicia era el organismo más capacitado para aclarar por completo este caso judicial.