Nacida en Oakland, California, Kamala Harris creció en una familia marcada por la diversidad. Hija de una madre india y un padre jamaiquino, entendió desde temprana edad las barreras que enfrentaría por su origen racial y su género.
Su nombre proviene de la palabra sánscrita que significa flor de loto.
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El divorcio de sus progenitores, Shyamala Gopalan y Donald Harris, cuando tenía cinco años fue un momento decisivo. Su mamá, una activista en derechos civiles, se empeñó en convertirla a ella y a su hermana, Maya, “en mujeres negras seguras de sí mismas y orgullosas”.
A lo largo de su vida, Harris desafió esas barreras, desde sus primeros años en las escuelas integradas de Berkeley hasta su paso por la Universidad de Howard, donde se formó en un ambiente comprometido con la justicia social.
Ingresó en la vida pública como fiscal en el condado de Alameda y luego se convirtió en la primera mujer afroamericana en ocupar el cargo de fiscal de distrito en San Francisco.
Este logro cimentó su reputación como una funcionaria comprometida con la justicia, aunque no sin librarse de controversias por su enfoque hacia las políticas de seguridad.
En 2010, fue elegida fiscala general de California, y nuevamente hizo historia al convertirse en la primera mujer y persona afroamericana en ocupar ese puesto, destacándose por su lucha contra la corrupción y su enfoque en la reforma del sistema de justicia penal.
Harris se casó en el 2014 con el destacado abogado Craig Emhoff, de origen judío y quien también haría historia si su esposa gana las elecciones, pues sería el primer hombre en convertirse en primer caballero de Estados Unidos.
Emhoff confesó en una entrevista en YouTube que ambos se conocieron en una cita a ciegas promovida por unos clientes suyos y que luego de una relación de un año, decidió proponerle matrimonio a lo que la fiscala general contestó con un sonoro “Sííí...”
A sus 60 años, Harris no tiene hijos. Sin embargo, ella y su esposo mantienen una estrecha relación con los dos hijos del primer matrimonio de Emhoff.
De la fiscalía general a la política
Su éxito como fiscala general impulsó a Harris a la escena nacional estadounidense. En 2016, fue elegida senadora por California, rompiendo una vez más barreras al ser la primera mujer afroamericana y asiática en representar al estado en ese foro.
Durante su gestión, Kamala Harris luchó por los derechos civiles y de los inmigrantes, oponiéndose firmemente a las políticas de la administración de Donald Trump.
Aunque su carrera política está marcada por éxitos, también ha enfrentado grandes desafíos y frustraciones.
En 2019, lanzó por primera vez su candidatura presidencial. Inicialmente, su campaña generó una gran expectativa, y recaudó $1,5 millones en pocos días. Sin embargo, el impulso se desvaneció y, hacia el final del año, se retiró.
Pese a este revés, su capacidad para movilizar votantes y su mensaje de unidad la llevaron a ser seleccionada por Joe Biden como compañera de fórmula en el 2020, un momento decisivo que luego la llevó a convertirse en la primera vicepresidenta de los Estados Unidos.
Defensora de los derechos reproductivos
Al asumir la vicepresidencia, en enero de 2021, Harris enfrentó desafíos desde el principio. Además de la crisis migratoria en la frontera sur, ha tenido que lidiar con tensiones dentro de su propio partido y una alta rotación de personal.
Su mandato ha estado marcado por su firmeza en la defensa de los derechos reproductivos, especialmente luego de que en el 2022 la Corte Suprema de Justicia anuló la histórica sentencia Roe vs. Wade, la cual garantizaba desde 1973 el derecho al aborto en Estados Unidos.
Desde entonces, Harris se erigió como una de las principales voces a favor de los derechos de las mujeres.
Incluso, lideró una campaña nacional para proteger la libertad reproductiva y adoptó una postura más progresista que Joe Biden al criticar la enmienda Hyde, que limita el financiamiento federal para abortos.
En temas económicos, se enfocó en reducir los costos para los estadounidenses, abogando por créditos fiscales y combatiendo la especulación de precios que afecta el costo de vida.
Harris también destaca por su compromiso con aliviar la deuda de los consumidores, apoyando medidas como la condonación de la deuda estudiantil y la eliminación de deudas médicas en los informes crediticios.
En el ámbito de la salud, ajustó su enfoque, proponiendo un sistema de transición gradual hacia un modelo tipo Medicare, manteniendo opciones privadas.
Respecto al cambio climático, su enfoque es equilibrado, promoviendo la justicia ambiental mientras busca un desarrollo económico sostenible.
Mientras, en el plano internacional muestra un firme apoyo a Israel en su conflicto con Hamás, Hezbolá e Irán, al mismo tiempo que dice tener empatía por el sufrimiento palestino.
En el caso de Ucrania, Harris reafirmó el compromiso de Estados Unidos con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y ha trabajado para asegurar asistencia militar y humanitaria al país en su lucha contra la agresión rusa.