George W. Bush continuó ayer llamando a los norteamericanos a no confiar en su rival demócrata, John Kerry, para defender a Estados Unidos, desencadenando así una furiosa contraofensiva demócrata contra los “engaños” del presidente republicano.
“Mi adversario no está preparado ni capacitado para ser el comandante en jefe”, insistió Bush durante una nueva visita a Florida, al día siguiente del comienzo de la votación en este Estado.
Cuando se aproximan los comicios del 2 de noviembre, el presidente republicano convirtió a la seguridad en el tema central de su campaña electoral, contando con el sentimiento de preocupación de los norteamericanos tres años después de los atentados del 11 de setiembre del 2001.
Adaptar el mensaje
Esta prioridad obliga a John Kerry a adaptar su mensaje y responder a los ataques pero manteniendo la ofensiva sobre sus temas predilectos: la salud, la seguridad social o el poder adquisitivo.
“No podemos no responder. Replicaremos muy agresivamente durante los próximos dos o tres días”, explicó Mike McCurry, uno de los asesores del candidato demócrata.
Mientras ambos intentan captar votos en el estado clave de Florida (sureste), el equipo de campaña de Kerry sacó la artillería mediática para responder a los ataques feroces que Bush formuló en los últimos días sobre las políticas de seguridad del senador de Massachusetts.
Flanqueado por su hermano Jeb Bush, gobernador de Florida, Bush dijo a sus partidarios en un estadio de béisbol abarrotado que no se debe confiar en su adversario para liderar la guerra contra el terrorismo.
Los demócratas respondieron con dos nuevos avisos de televisión en los que enfatizan la capacidad de liderazgo de Kerry.
Un aviso se lamenta por “el lío en Iraq que creó George Bush” y reivindica lo que llama los votos de Kerry en el Senado para lograr los mayores aumentos de la historia del país en los presupuestos militar y de inteligencia.