La tripulación actual de la estación espacial rusa Mir regresará a Tierra en agosto, después de lo cual la nave girará en órbita hasta que se desintegre en la atmósfera terrestre a comienzos del año entrante, informaron ayer autoridades del programa espacial ruso.
El Gobierno ruso, en medio de una aguda crisis económica, reconoció que puede financiar a la Mir solo hasta agosto y que después de ello dejará que el aparato de desintegre, salvo que se encuentre una fuente alterna de financiación.
Un panel de expertos rusos decidió ayer que la mejor opción es ordenar el regreso de la tripulación de tres hombres para agosto, según comunicó Vyacheslav Mijailichenko, portavoz de la Agencia Espacial Rusa.
La tripulación, antes de abandonar a la Mir, instalará nuevos equipos que permitirán a los controladores en la Tierra comandar a la nave sola, agregó.
La Mir, que ahora gira a unos 380 kilómetros sobre la Tierra, descenderá gradualmente y cuando llegue a unos 200 kilómetros recibirá orientaciones de los controladores que causarán que su desintegración en la atmósfera, y esto sucederá entre febrero y marzo, según Mijailichenko.
Ante la posibilidad y el peligro de que algunos fragmentos de la estación espacial, que pesa unas 130 toneladas, podrían quedar enteros, los científicos rusos aseguran que cualquier trozo se desplomará sobre las aguas remotas de algún océano.
A juicio de las autoridades espaciales rusas, la Mir podría permanecer en órbita varios años más si se contara con el dinero. Aún albergan la esperanza de que alguien les facilite los $250 millones necesarios para mantenerla un año más. En caso de que eso fuera posible, los rusos enviarían una nueva tripulación a la Mir, comentó Mijailichenko.