Seúl. La breve imposición de la ley marcial en Corea del Sur por parte de Yoon Suk Yeol expone la fragilidad de la democracia, incluso en países considerados modelos democráticos. La medida, criticada por aliados como Estados Unidos, generó masivas protestas y cuestionamientos sobre el futuro político del presidente surcoreano, elegido en 2022.
La breve imposición de la ley marcial por parte del presidente surcoreano Yoon Suk Yeol es un ejemplo de la fragilidad de la democracia mundial, incluso en un país aclamado como un modelo de transformación.
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La declaración de la ley marcial, que constitucionalmente solo puede imponerse en casos de guerra u otras emergencias, dejó atónitos a muchos, incluido su principal aliado, Estados Unidos, que afirmó no haber recibido ningún aviso previo.
Corea del Sur, tras el levantamiento democrático de 1987, ha sido considerada un modelo de transición hacia la democracia y un socio global destacado. En marzo, el presidente estadounidense Joe Biden eligió a Yoon como anfitrión de su última Cumbre por la Democracia, una iniciativa para fortalecer los valores democráticos y diferenciarse de su rival republicano, Donald Trump, quien regresará a la Casa Blanca el 20 de enero.
Los observadores, aunque sorprendidos, ya habían identificado señales de advertencia. La oposición, que controla el Parlamento, había intentado reiteradamente someter al gobierno de Yoon a un juicio político. Según Danny Russel, diplomático estadounidense en Asia durante el mandato de Barack Obama, la política en Corea del Sur está “radicalmente polarizada”, con una oposición que aplica “tácticas de obstrucción política de tierra quemada”.
Sin embargo, las rápidas y masivas protestas posteriores a la declaración de Yoon reflejan que la sociedad civil está preparada para defender la democracia. Para Russel, esto debe servir como una “llamada de atención tanto para el partido conservador en el poder como para la oposición progresista”, indicando la necesidad de reconciliación política.
Tendencias autoritarias
El presidente Yoon ya había mostrado anteriormente señales de autoritarismo. En un discurso el año pasado, acusó a supuestos comunistas de “disfrazarse de activistas por la democracia, defensores de los derechos humanos o progresistas”.
Elegido en 2022 con una ajustada victoria, Yoon basó su campaña en una plataforma de reforma económica y en el fortalecimiento de relaciones con Estados Unidos y Japón. Sin embargo, su popularidad ha disminuido rápidamente, y la oposición tomó el control de la Asamblea Nacional.
Para Celeste Arrington, experta en Corea de la Universidad George Washington, la declaración de ley marcial evidencia la falta de experiencia política de Yoon y resalta “algunas grietas en la democracia”. Sin embargo, considera que la rápida reacción de la sociedad civil ofrece esperanza sobre la fortaleza democrática de Corea del Sur.
Por otro lado, Bruce Klingner, de la conservadora Heritage Foundation, calificó la acción de Yoon como “una condena a décadas de esfuerzos surcoreanos por dejar atrás su pasado autoritario”. Mientras tanto, Darcie Draudt-Vejares, de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, cree que “esta crisis podría, en última instancia, fortalecer la democracia coreana al reafirmar el control civil y demostrar la resiliencia institucional”.
¿Un retroceso global en la democracia?
La democracia ha retrocedido globalmente en los últimos 18 años, según Freedom House, y líderes elegidos democráticamente han tomado medidas autoritarias en países como India, Turquía y Hungría. A pesar de ser clasificada por el índice V-Dem como la tercera democracia más fuerte de Asia, después de Taiwán y Japón, la crisis reciente en Corea del Sur expone la fragilidad de estos sistemas incluso en países desarrollados.
En Estados Unidos, el expresidente Donald Trump ganó las elecciones del 5 de noviembre, pero su historial de negar la legitimidad del mandato de Biden sigue generando controversia.