Caracas. La reunión entre un emisario del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, y Nicolás Maduro marca un posible cambio en la tensa relación entre ambos países, más allá de los cuestionamientos de Washington a la reelección del gobernante venezolano, acusado de fraude.
La visita a Caracas del enviado especial Richard Grenell, el viernes, terminó con la liberación de seis prisioneros estadounidenses. Analistas consideran que la estrategia de “máxima presión” aplicada por Trump contra Maduro en su primer mandato queda atrás.
LEA MÁS: Trump afirma que Venezuela aceptó recibir inmigrantes ilegales deportados por Estados Unidos
Un alto funcionario estadounidense aseguró ese mismo día que la reunión “no cambia” la posición de Washington “respecto a Venezuela”.
Formalmente, el gobierno republicano respalda al exiliado opositor Edmundo González Urrutia en su reclamo de victoria sobre Maduro en las elecciones presidenciales del año pasado.

Primer acuerdo: migración y liberación de detenidos
Trump afirmó el sábado en su red Truth Social que Venezuela aceptó recibir “a todos los inmigrantes ilegales venezolanos” deportados por Estados Unidos, incluidos miembros de la banda Tren de Aragua, y que proporcionará el transporte de regreso.
“Trump tenía dos principales intereses en la relación con Maduro: el tema migratorio y la liberación de ciudadanos estadounidenses detenidos arbitrariamente en Venezuela”, señaló el abogado Mariano de Alba, experto en relaciones internacionales.
“Hubo acuerdos”, afirmó. “Se abre una puerta a una mejora de relaciones, aunque no en el corto plazo”.
Más de 7,8 millones de venezolanos migraron en la última década, según Naciones Unidas. Estados Unidos es uno de sus principales destinos.
LEA MÁS: Estados Unidos equipara recompensa por Nicolás Maduro a la ofrecida por Bin Laden
Phil Gunson, analista del Crisis Group, señaló que no sorprende que Trump busque contactos con Maduro, pero sí la rapidez con la que se llegó a un aparente acuerdo.
Venezuela rompió relaciones diplomáticas con Estados Unidos en enero de 2019, después de que el gobierno de Trump reconociera al opositor Juan Guaidó como “presidente interino” en un intento de deponer a Maduro.
“Era ilusorio pensar que Trump iba a seguir con la misma política de máxima presión”, afirmó Gunson.
Maduro, en respuesta, llamó a un “nuevo comienzo” en las relaciones bilaterales.

Petróleo y sanciones
No hay cambios, por el momento, en el sistema de licencias que el gobierno de Joe Biden implementó para permitir a empresas como Chevron operar en Venezuela pese a las sanciones.
“Es lógico suponer que en las conversaciones en Caracas hubo una petición expresa del gobierno de Maduro para evitar un aumento de la presión”, explicó De Alba.
Un comunicado del gobierno venezolano destacó que “el impacto negativo de las sanciones económicas” estuvo en la agenda.
LEA MÁS: Regreso de Donald Trump: Un reto para la relación entre Estados Unidos y Venezuela
El statu quo se mantiene, afirmó Gunson. Según él, esto favorece a Maduro.
“Claro que le gustaría que le levantaran las sanciones, obvio, pero si tiene que vivir con lo que hay, con las concesiones que le dio Biden, puede hacerlo”, añadió.
Trump, quien prometió aumentar la producción petrolera en Estados Unidos, advirtió días atrás que su país podría dejar de comprar crudo venezolano. “No lo necesitamos”, declaró.

Victoria política
Maduro celebró la reunión con el enviado de Trump como un triunfo, en un momento en que su gobierno convocó elecciones parlamentarias, de gobernadores y de alcaldes para el 27 de abril. Además, impulsa una reforma constitucional.
“La visita de Grenell tiene un simbolismo importante”, comentó De Alba. “La última vez que un alto funcionario de la Casa Blanca viajó a Venezuela, con la administración Biden en 2022, Maduro lo presentó como una victoria política ante su coalición. Ahora, ocurre lo mismo”.
Gunson calificó la reunión como un “golpe fuerte” para la oposición, que encuentra en Estados Unidos a su principal aliado internacional.
“A pesar de la retórica, en la práctica, Estados Unidos reconoce a Maduro”, dijo.
La oposición enfrenta un nuevo dilema. María Corina Machado llamó a boicotear las elecciones del 27 de abril, pero otros dirigentes, como el excandidato presidencial Manuel Rosales, han anunciado su participación.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) aún no publicó un escrutinio detallado de las elecciones presidenciales. Mientras tanto, la oposición liderada por Machado ha difundido en una web copias de las actas de votación con las que reclama una victoria de González Urrutia con el 70% de los votos.