Londres. La orden de libertad para Robert Thompson y Jon Venables, en prisión desde 1993 por asesinar, a la edad de diez años, al pequeño James Bulger, cierra uno de los casos criminales de mayor resonancia en la opinión pública británica e internacional.
Según anunció ayer el ministro del Interior británico, David Blunkett, en una respuesta parlamentaria por escrito, el Comité para la Libertad Provisional decidió que los dos jóvenes ya no representan un peligro y pueden reintegrarse en la sociedad.
Eso sí, no podrán regresar al área donde se cometió el crimen, no podrán tener contacto el uno con el otro y, sobre todo, su libertad será siempre condicional: en el momento en el que el funcionario que los supervise tenga dudas sobre su comportamiento, regresarán a la cárcel.
Fuera de prisión
"El asesinato del pequeño James Bulger fue un suceso terrible para su familia y todo el país, pero no tendría sentido seguir castigando a los autores", dijo Blunkett.
Para garantizar su seguridad se les dotó de nuevas identidades; además, reharán su vida en lugares alejados tanto del área del crimen como de los centros de custodia infantil en los que permanecieron internados en los últimos ocho años y donde terminaron con éxito sus estudios secundarios.
Con el fin de protegerlos, una orden judicial prohíbe la difusión de las nuevas identidades de los jóvenes, que actualmente tienen 18 años.
En 1993, Thompson y Venables se llevaron al pequeño James, de dos años de edad, de un centro comercial en la localidad de Bootle, en las afueras de Liverpool (noroeste de Inglaterra), antes de torturarlo y matarlo a golpes en un crimen que conmovió a la opinión pública.
La imagen capturada por una cámara de circuito cerrado de televisión, en la que se distingue al pequeño caminando de la mano de los asesinos mientras abandona el centro comercial, quedó grabada en la memoria colectiva.
Los dos niños fueron condenados a ocho años de cárcel, aunque el entonces ministro del Interior, Michael Howard, decidió aumentar su pena a 15 años.
La noticia de la libertad causó la ira entre las organizaciones opuestas a la excarcelación de ambos muchachos y los familiares del pequeño James.
Norman Brennan, el abogado de la madre del pequeño, Denise Fergus, afirmó que la mujer se encuentra "destrozada y completamente atónita. Un crimen así tiene que recibir un castigo, pero todo lo que ella vio ha sido cómo se recompensa a los asesinos".
En los últimos días salieron a la circulación fotografías recientes de Thompson, lo que ha desatado los temores de que su identidad pueda llegar a conocerse.