Si hay algo que el ser humano se ha encargado de dejar en firme es que no hay fantasía sombría que no pueda ser superada en la vida real, y que no hay maldad que no pueda ir siempre más allá. Esta semana, otro escalofriante caso se abrió paso en los medios del mundo para demostrarlo.
Los rusos Natalia y Dmitry Baksheeva acapararon la atención por su despiadada forma de sorprendernos. Los dos miembros de “la familia caníbal”, como fueron apodados, confesaron no solo haber asesinado durante dos décadas a treinta personas, sino también haber usado la carne de sus víctimas para hacer pasteles que luego vendían en restaurantes y cafeterías de la ciudad.
La historia de la pareja es tan inconcebible que los investigadores llamaron a un psicólogo desde lejos para descifrar si la versión que decían era cierta y si realmente estaban siendo testigos de lo que parecía ser: uno de los casos judiciales más estremecedores de los últimos tiempos.
El celular que los delató
La noticia que podría ser sacada de una película de terror explotó cuando Dmitry, barrendero de ocupación, perdió su celular en la calle.
El trabajador de carretera Roman Khomyakov encontró un teléfono Samsung. Segundos después se daría cuenta de la verdad espantosa que escondía el pequeño aparato.
"Estábamos trabajando cerca de la calle Gastello, poniendo asfalto en el camino, cuando encontré el teléfono", aseguró Khomyakov, según información del Daily Mail. "Abrí el álbum de fotos y sólo miré dos fotos. Al principio ni siquiera entendí lo que había allí, parecía una cabeza y una mano. Pensé que las imágenes eran reales".
En ese momento, Baksheev se acercó en busca del celular que había extraviado. "Perdí mi teléfono", le dijo.
El trabajador reconoció al hombre por las fotografías que acababa de ver. "Así que no devolví el teléfono, dijimos que no sabíamos nada. Se fue. Pronto pasó un carro de la policía en la carretera, y les di el teléfono móvil. Le dije: 'Es su trabajo, soluciónelo'".
Cuando la policía llegó al apartamento en el que vivía la pareja, el panorama era macabro: restos humanos se encontraban guardados en latas de conserva en el congelador de la casa y al menos 19 rebanadas de piel también se escondían en el lugar.
Además, siete bolsas con partes de cuerpos humanos fueron encontrados en el refrigerador de su casa.
Investigadores estatales han logrado identificar a siete de las víctimas y ahora están tratando de verificar afirmaciones que los inculparían en decenas más de homicidios llevados a cabo desde 1999.
Tras el arresto, Dmitry reconoció haber cometido decenas de asesinatos. Su esposa, Natalia, identificó más de 30 rostros de mujeres desaparecidas en el sur de la Rusia.
"A través de las fotografías, la mujer ha reconocido a más de 30 víctimas que mataron y comieron junto con su marido", dijo una fuente policial.
Extraños conocidos
La pareja vivió por años en terrenos de una academia militar en Krasnodar, dirigida por el Ministerio de Defensa ruso en el que Natalia trabajaba como enfermera.
Vecinos aseguran que la mujer les vendía pasteles para aumentar sus ingresos y se jactaba en cafeterías al asegurar que podía trabajar como chef.
"Yo horneo pasteles", le dijo a un local, según el reportaje publicado por el medio inglés. Cuando le preguntaron qué relleno tenían, ella contestó: "Lo que sea que esté alrededor".
"La gente está temblando al recordar esos intercambios", publicó el diario Moskovsky Komsomolets.
Se sospecha que la mujer les vendía también pasteles a los aprendices militares, incluyendo estudiantes de pilotos que asistían a la academia militar.
De acuerdo con el medio ruso, Natalia se ofreció a suministrar carne en al menos una cafetería de la ciudad y también pidió trabajo como cocinera.
"Fue en 2010", contó Vitaly Yakubenko, propietario de una cafetería. "Ella era muy activa, hizo muchas preguntas, pero principalmente sobre dónde compramos nuestra carne y pescado y qué tan fresco era. Dejó claro que podía suministrarnos carne. Le dije que solo trabajamos con proveedores certificados".
Natalia también le aseguró que tenía experiencia trabajando como chef. Él se negó a contratarla porque le pareció ‘vulgar’. Ella nunca regresó.
Ahora la policía está intentando descifrar cómo la pareja pudo cometer tantos crímenes inescrupulosos pasando completamente inadvertida durante tantos años.
En la casa de la pareja, dijo una fuente policial, se encontraron teléfonos móviles de sus víctimas, así como videos de recetas para la preparación de carne humana.
Según se informó, Dmitry Baksheev utilizó sitios de citas para reclutar mujeres que él y su esposa mataron y después comieron.
El camino del horror
Lyubov Baksheeva, la segunda esposa de Vladimir, el padre adoptivo de Dmitry aseguró que los padres naturales del presunto caníbal habían sido drogadictos.
Dmitry estaba en un orfanato antes de que Vladimir y su primera esposa lo adoptaran. El joven fue arrestado en varias ocasiones por robo, dijo su madrastra.
"Sabíamos que esta mujer, Natalia, lo influyó de mala manera", aseguró. “La vi tres veces y ella también estaba borracha, agresiva y gritando. Incluso estaban peleando entre ellos”.
Siendo adolescente fue cuando su madre adoptiva, Svetlana, falleció de cáncer y su padre lo echó de la casa siendo aún un menor de edad.
"Antes de irse de la casa, prendió fuego a su habitación", contó su padre. "Fue condenado cuatro veces por robar cosas. Tomó préstamos y dio mi nombre como fiador. Tuve que apagar el teléfono porque los bancos me llamaban. Había tratado de ayudarlo, encontré trabajos para él varias veces, pero ¿qué podía hacer? Es inútil hablar con él. Sus ojos son de cristal. Mira através de tu cuerpo y no escucha".
Las víctimas del horror
El primer crimen registrado relacionado al canibalismo que cometió la pareja en conjunto fue hace ya casi dos décadas.
"La fecha más temprana de su experimento culinario es del 28 de diciembre de 1999, la fecha en una de las fotografías”, dijo una fuente policial según el Daily Mail. "Podemos ver una cabeza humana cocinada en un gran plato rodeado de mandarinas. Pusieron aceitunas en los ojos y le pusieron un limón en la nariz".
En uno de los contenedores de basura cerca del hogar de la pareja, la cabeza de una mujer pelirroja fue hallada durante la investigación.
La mujer fue identificada como Elena Vashrushev, de 35 años. La mesera, una de las víctimas más recientes de la pareja, vivía cerca del hogar de los Baksheevas.
Se sospecha que fue asesinada en un bosque cercano y que sus restos desmembrados fueron llevados a su casa por Baksheev en un bulto.
Natalia y su esposo Dmitry, siete años menor, se encuentran detenidos en Krasnodar, mientras la investigación de uno de los casos judiciales más inauditos y aterradores de las últimas décadas sigue su curso.