El alcalde de Medellín (noroeste de Colombia), Luis Pérez, anunció ayer medidas de excepción como ley seca y toque de queda, que regirán durante el fin de semana para tratar de contener la violencia desatada por los guerrilleros y los paramilitares en un amplio sector de la ciudad.
Pérez dijo que ambas medidas regirán inicialmente en la Comuna 13, escenario desde el miércoles pasado de feroces combates entre las tropas gubernamentales y los grupos armados ilegales, con saldo de al menos 15 muertos, decenas de heridos, entre ellos varios civiles y cerca de 50 detenidos.
La Comuna 13 comprende 20 barrios de un sector montañoso del oeste de Medellín, con más de 100.000 habitantes.
La ministra colombiana de Defensa, Martha Lucía Ramírez, señaló el jueves que, además del toque de queda y la ley seca, se prohibirá la portación de armas y se restringirá la circulación de motocicletas con dos pasajeros.
Planes de redención
El alcalde Pérez indicó ayer que pondrá en marcha a largo plazo un vasto programa social y de empleo para redimir a los habitantes de la Comuna 13 y un plan de reinserción a la vida civil de los guerrilleros y paramilitares urbanos, el cual incluirá la capacitación laboral para los combatientes que abandonen las armas.
Cientos de rebeldes de las FARC y el ELN y de paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) –enemigos acérrimos de la insurgencia– operan en la Comuna 13 y otros sectores populares de Medellín, la segunda ciudad de Colombia, con más de dos millones de habitantes.
No ha terminado
Pérez añadió que, entre tanto, se seguirá con las operaciones del Ejército y la Policía para tratar de desalojar a los grupos armados ilegales de los barrios populosos de la ciudad.
“Debemos efectuar la lucha por sectores, debido a que no tenemos los suficientes efectivos para copar simultáneamente todos los barrios de la ciudad”, dijo Pérez.
El gobierno de Álvaro Uribe, quien ordenó personalmente la operación en Medellín, parece prepararse también para la guerra urbana en Bogotá.
Unos 120 policías especializados en combate antiterrorista urbano comenzaron a operar en la capital.
Los comandos están preparados para realizar asaltos a viviendas, liberar secuestrados, desactivar explosivos, proteger personalidades y controlar disturbios en áreas densamente pobladas.
Cuentan con armas que van desde lanzagranadas a rifles de precisión.