Bangkok
Los manifestantes tailandeses que exigen la renuncia del gobierno cortaron este jueves la electricidad en la sede de la policía nacional, en Bangkok, e ignoraron el llamamiento a negociar de la primera ministra, quien evitó una moción de censura.
"Los manifestantes cortaron la electricidad en el cuartel general de la policía nacional, estamos usando un generador", explicó un responsable policial, Prawut Thavornsiri, mientras unas mil personas se manifestaban frente al edificio.
El corte coincidió con un nuevo llamamiento a la negociación de la primera ministra Yingluck Shinawatra.
"Propongo a los manifestantes que dejen de protestar y que desalojen los edificios oficiales", declaró Yingluck en un discurso televisado, llamando a "encontrar una solución".
"No podemos confiar en ella", reaccionó Akanat Promphan, un portavoz de los manifestantes, poco dispuestos a renunciar a la ocupación del ministerio de Finanzas y de un complejo que acoge varios ministerios.
Las protestas se desencadenaron por un proyecto de ley de amnistía que los manifestantes consideran diseñado para permitir la vuelta del hermano de Yingluck, Thaksin Shinawatra, ex primer ministro exiliado en Dubái para evitar una condena a dos años de prisión por malversación financiera.
El rechazo del Senado a esta ley no sirvió para calmar a la oposición a Yingluck, unida por su odio hacia Thaksin y que pide la caída de la primera ministra, a la que consideran una marioneta de su hermano.
Esta acusación fue enarbolada por el Partido Demócrata, en la oposición, para platear una moción de confianza a la que Yingluck escapó este jueves gracias a la mayoría parlamentaria de su partido, el Puea Thai.
Tras semanas de movilización, los manifestantes no dan muestras de querer renunciar a su lucha, aunque se espera una pausa con motivo del cumpleaños del rey Bhumibol, el 5 de diciembre, un acontecimiento muy importante en Tailandia .
Estas manifestaciones son las más importantes desde 2010, cuando 100.000 partidarios de Thaksin, los "camisas rojas", ocuparon el centro de Bangkok durante dos meses para reclamar la partida del gobierno de entonces, dirigido por el demócrata Abhisit Vejajiva.
Finalmente, la movilización fue violentamente aplastada por el ejército, causando 90 muertos y 1.900 heridos. Esta crisis mostró las profundas divisiones entre las masas rurales y urbanas desfavorecidas del norte del país, partidarias de Thaksin, y las élites de Bangkok, que odian al ex primer ministro.
Miles de "rojos" se concentran desde el domingo en un estadio de Bangkok en apoyo al gobierno y anuncian una gran manifestación para el sábado.
La oposición, por su parte, se concentró el miércoles en torno a unas 25 sedes de la administración provincial, sobre todo en el sur del país, bastión de los Demócratas. El jueves, hubo marchas hacia los ministerios de Defensa y de Educación.
Esta nueva movilización preocupa a la comunidad internacional. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, aseguró estar "preocupado por el aumento de las tensiones políticas en Bangkok".