Ciudad Juárez. Leopoldo Ferman deseaba un triunfo de Kamala Harris, pero con su anhelo roto pide, junto a otros migrantes, a Donald Trump que abra las puertas de Estados Unidos para quienes buscan una vida mejor y cierre el paso a los criminales.
Desde un albergue en Ciudad Juárez, en la frontera norte, este mexicano y otros migrantes latinoamericanos siguieron las elecciones que dieron la victoria a Trump, quien promete realizar la mayor deportación de migrantes en la historia de Estados Unidos.
“Esperaba que ganara Kamala, ya ve que Trump fue quien nos puso el muro”, dijo Ferman este miércoles a esta agencia sobre la barrera que el republicano amplió en su primer mandato y que serpentea a lo largo de la frontera de casi 3.200 km.
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“Pero no tenemos nada contra él, solo esperamos mejoras”, señaló Ferman, quien busca una cita para pedir asilo a través de la aplicación móvil CBP One, habilitada por el presidente demócrata Joe Biden para frenar la migración ilegal.
Este albañil de 47 años ya tenía una cita, pero le robaron el celular y debió iniciar nuevamente el proceso.
“No sé qué se avecina (con Trump). Muchos perderemos oportunidades” y otros las tendrán, “pero lo más importante es que se fijen en las personas que están entrando (...) porque hay muchos de la delincuencia organizada”, añadió.
Originario del estado de Durango, en el noroeste, este maestro de obra sueña con un trabajo en Estados Unidos que le permita mantener a su familia y que pueda realizar tras las lesiones que le dejó un accidente laboral.
Excluir a los malos
La rutina en la frontera entre Ciudad Juárez y El Paso, Texas, continuaba este miércoles como en las últimas semanas, sin migrantes en el río Bravo, por donde suelen cruzar los indocumentados, y con patrullajes de agentes de seguridad.
En medio de advertencias de Trump y Harris sobre medidas más duras contra la migración ilegal, y del temor a morir en manos de “coyotes” (traficantes de personas), muchos migrantes han optado por CBP One para ingresar legalmente a Estados Unidos.
Los cruces ilegales cayeron de 250.000 en diciembre a casi 54.000 en setiembre, según el gobierno de Biden.
Mientras espera su cita, el peruano Francisco Riveros, quien salió de su país hace un mes, cree que, pese a las amenazas, la elección de Trump podría ayudar a poner orden.
“Me parece bien que haya ganado, que ponga orden en el país y en toda América”, declaró Riveros a esta agencia en el refugio La Esperanza.
Trump “dijo que iba a haber mejoras, que los inmigrantes entrarían selectos, ya no delincuentes, (solo) personas trabajadoras”, añadió Riveros, de 40 años.
Previo a su elección, el magnate amenazó con imponer aranceles del 25% a México si no frenaba la “embestida de criminales y drogas” que entran a Estados Unidos. Durante la campaña, además, llamó a los migrantes “asesinos” y afirmó que “envenenan la sangre” del país.
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Migración no parará
El optimismo de Riveros contrasta con la tristeza de la venezolana Yuliana Gamboa, de 20 años, quien este miércoles vendía golosinas con su pareja, Daniel Córdova, y su hijo de dos años en Ciudad de Guatemala para seguir su viaje hacia Estados Unidos.
“Cuando supimos que (Trump) había ganado fue como un bajón de emoción”, relató a esta agencia esta joven, quien también busca cruzar la frontera legalmente tras atravesar la peligrosa selva del Darién y sufrir un asalto.
“Pero con lo que él (Trump) dijo, no sabemos si se podrá”, lamentó.
“Que nos den la oportunidad de trabajar y salir adelante. Es lo que queremos”, apuntó Daniel, cuya familia es parte de los casi ocho millones de venezolanos que han dejado su país por la grave crisis económica.
Su compatriota Deimirys Leuche, de 21 años, quien arribó el martes a Guatemala con ocho familiares, también pide a Trump que no les “cierre la puerta”.
En Venezuela “ya no teníamos vida” y “la situación no va a mejorar”, comentó Leuche, en referencia a la cuestionada reelección del presidente Nicolás Maduro.
Esta joven cocinera no pierde de vista que, en el pasado, la mano dura no logró contener el flujo de personas que huyen de la pobreza y la violencia. “Las fronteras siempre han estado cerradas (...) y nunca se ha detenido la migración”.