Unos dos millones de fieles se reunieron ayer en Mina, valle cercano a La Meca, en el primer día de la Haj, la peregrinación anual musulmana.
La inmensa multitud emprendió al alba el camino a pie o en autobús a la meseta de Mina, donde el profeta Mahoma, creador del islam pronunció su último sermón.
Los peregrinos que repetían a coro "Heme aquí, Alá, respondiendo a tu llamado" transitaron por rutas preparadas por las autoridades saudíes para facilitar su paso.
Miles de policías y agentes de la defensa civil fueron movilizados para velar por la seguridad de la peregrinación, que hasta el momento se ha desarrollado sin percances, según la agencia oficial SPA.
Treinta y cinco personas murieron el año pasado en movimientos incontrolados de la multitud.
Después de permanecer en Mina, los peregrinos se trasladarán el jueves de madrugada al monte Arafat, momento principal de la peregrinación, que simboliza el Juicio Final.
El Corán ordena que todo musulmán con buen estado de salud y económico, debe ir por lo menos una vez en su vida a La Meca. Este es uno de los pilares del Islam, junto al testimonio de fe, la limosna, la oración cinco veces al día y el ayuno durante el mes de Ramadán.