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Globos de colores que se lleven el dolor de haber dejado a sus padres en el frente de batalla. Comida para saciar el hambre lejos del hogar del cual huyeron mientras explotaban misiles. Apoyo a las mujeres que soportan la angustia de saber que sus parejas arriesgan la vida luchando contra la invasión de uno de los ejércitos más poderosos del mundo.
Globos, comida y apoyo es lo que reparte el misionero costarricense Roberto Ramírez Quesada a cientos de niños, mujeres y ancianos en uno de los tantos refugios instalados en territorio polaco para millones de ciudadanos ucranianos que salieron huyendo de sus hogares, hace casi un mes, tras el inicio de la invasión rusa.
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Ramírez, de 33 años, lleva ahí tres días. Él también salió huyendo de Ucrania tras recibir una orden de su congregación. El refugio donde brinda apoyo como misionero está en la frontera polaca. “Damos comida y otro tipo de ayudas. En el caso mío, hago globos para los niños, figuras para distraerlos de esta tragedia y para que sus mamás puedan realizar otras cosas como cambiar pañales a sus bebés. Es doloroso porque llegan quebrados emocionalmente”, relató a La Nación.
Entre sus funciones, comentó, está colaborar con funcionarios del Gobierno polaco en los centros de refugiados. “Estaré aquí hasta que Dios quiera y con la esperanza de poder volver a Ucrania a colaborar con su reconstrucción”, agregó.
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Ramírez es ingeniero industrial y originario de Paraíso de Cartago. Tenía cerca de un año de estar en Ucrania cuando se dio la invasión. Kaharlyk, la ciudad donde vivía a 80 kilómetros de Kiev, la capital, sufrió varios ataques de la aviación rusa.
La organización para la cual colabora se llama Operación Movilización (OM). El tico salió con cinco franceses y un noruego. Primero, estuvo Polonia, luego en Francia, y hace tres días regresó a Polonia, donde se encuentra actualmente.
Según contó días atrás a La Nación, en Ucrania su misión incluía trabajar en centros de cuidado infantil, programas medioambientales y preparar a niños y jóvenes para el mundo laboral.
Desde los cuatro años sintió el llamado a servir. Hasta ahora, ha realizado misión en El Salvador, Taiwán y el norte de África.