Montoya, uno de los generales de la línea más dura en las filas castrenses, fue uno de los artífices en la ejecución del Plan Colombia en el sur del país, y además alumno e instructor de la Escuela de las Américas, en Panamá, donde EE. UU. entrenaba a uniformados de América Latina para impedir el avance del comunismo.
Al ser designado como comandante de la Cuarta Brigada, con sede en Medellín (noroeste), llevó a cabo una guerra sin cuartel contra los grupos guerrilleros que operan en la zona, y lideró varios operativos en los que se logró la libertad de secuestrados.
El oficial comandó un espectacular operativo realizado en un barrio pobre de la ciudad de Medellín, en el que el 21 de octubre del 2003 se produjeron violentos combates entre la guerrilla y el Ejército, que trataba de desalojar a los rebeldes de las laderas de la ciudad.
Tras una semana de duras refriegas, logró la salida de los grupos guerrilleros de esa zona urbana de Medellín.